Duda cuando le hacen la pregunta. Al cabo de unos segundos de silencio, responde indeciso: “Bueno, a lo mejor sí traje el country a Segovia”. Pero se apresura a señalar que ya había grupos que hacían incursiones en el mundo del country en la provincia. Lo cierto es que el mérito de haber sido el principal impulsor de este género en Segovia, sí es suyo. Fue Félix Moracho (Navarra, 1954) quien puso en marcha el ‘Huercasa Country Festival’, que el pasado 16 y 17 de julio celebró su séptima edición, tras un parón de dos años por la pandemia. Es la cita española referente para los amantes de estos ritmos de raíz rural. “No me interesa colgarme medallas”, asegura. No le preocupa que se reconozca su labor. Prefiere ver que el Festival es una realidad que va avanzando y consolidándose: ya tiene cierta impronta, presencia y un buen número de fieles que asisten cada año para emocionarse con el country. Esto le parece una “verdadera pasada”.
Desde hace más de 40 años, reside en Segovia. Pero sus orígenes se encuentran en Navarra. Con apenas 10 años, el trabajo de su padre hizo que su familia emigrara a Valladolid. Tiempo después, aterrizó por amor en Segovia, donde fundó un grupo de empresas en creciente expansión, ‘Huercasa’, dedicadas a la elaboración de productos vegetales de 5ª Gama.
Moracho acababa de terminar la carrera. “Parece que hay oportunidades con el mundo de la endivia”, le dijo su cuñado, que residía en Francia. Viajó al país galo, conoció a prestigiosos investigadores y este le resultó un tema “interesante”. En aquel momento, era un cultivo muy novedoso en España por lo que, en 1979, empezó con la producción de endivia. Esto fue para él algo similar al paso por la Universidad. “Me enseñó muchísimas cosas desde el punto de vista comercial, productivo, de la innovación, la vanguardia tecnológica y de estar conectado con el exterior”, explica. Lo considera un “producto de alto riesgo”.
No dudó en escoger la provincia de Segovia para montar su negocio. “Me parece que en la ciudad hay demasiadas cosas”, cuenta. No ocurre lo mismo en los pueblos. Precisamente por esto se decantó por el medio rural. Esta era su forma de dotarlo de vida y reivindicarlo. Además de su encanto natural “indudable”, Riaza reunía las infraestructuras idóneas. Aunque ahora “se le ha quedado pequeño”, siendo este uno de los “grandes problemas” del ‘Huercasa Country Festival’; “No tenemos suficientes infraestructuras para alojar a la gente en la provincia”, lamenta.
Sabía que iban a desarrollar la producción de hortícolas y su transformación comercial e industrial en un entorno que no era sencillo: por su clima continental y la competencia con producto de toda Europa. Pero han logrado encararlo a partir de la innovación, la creatividad y la vanguardia en el sector. En realidad, esto no suponía ningún reto para un ingeniero agrónomo que convirtió su perseverancia en éxito. También con el country.
— En su empresa siempre ha apostado por la innovación y la creatividad. Ejemplo de ello es la creación del ‘Huercasa Country Festival’ hace nueve años. ¿Qué le llevó a vincularse con el mundo del country?
— No es que sea aficionado, que también lo soy, pero no es lo fundamental. Procuro no mezclar lo particular con lo profesional. Pero, en este caso, se ha mezclado, aunque es verdad que predomina el componente profesional. Para nosotros, fue un descubrimiento en su momento, porque nos permitió ver el vínculo que tenían los aficionados a la música country en todo el mundo con nuestro producto estrella, que es el maíz dulce, y con lo que es el mundo rural a nivel internacional.
Nos pareció que era muy interesante hacer ese maridaje entre el mundo rural, música, maíz y los valores que defendemos: el respeto a las personas, al medio ambiente, la convivencia… El Festival escenifica muy bien todo eso. Esto nos animó a agitar el potencial que había para vincularlo con la cultura rural a nivel internacional. Además, el country es muy atractivo porque ha habido y hay grandes artistas.
— Por tanto, ¿su relación con este género musical no es solo laboral?
— No necesariamente. Esto sí ha sido laboral, pero históricamente ha formado parte de mi cultura. He visto mucha película americana y de western donde siempre estaba presente la música. Ha sido algo recurrente a lo largo de mi vida. Me gusta y me parece muy interesante todo lo que iba asociado al country: la cultura vaquera, la historia de los pioneros, la gente que luchaba por salir adelante, que emigraba desde sitios dificilísimos para buscarse la vida…
— Por lo que cuenta, ha tenido que bucear en la historia del country.
— Hemos tenido que profundizar un poco en la música, pero es que está muy ligada a la vida del último siglo, fundamentalmente en Estados Unidos. Es una representación de lo que ha ocurrido en todo el mundo: la cultura de migrantes, mestizaje de culturas y música, mezcla de instrumentos musicales, la creatividad de las personas y las vivencias que hacían que la música tuviera mucho fundamento, sentimiento y emoción. Eso, al final, al público le atraía y, al mismo tiempo, le divertía.
Un pueblo a ritmo de country
— El country no era un género nuevo -surgió en 1920 en las regiones rurales del Sur de Estados Unidos y en las Marítimas de Canadá y Australia-, pero se propuso traerlo a Segovia, en concreto a Riaza, y lo logró. ¿Cómo lo hizo?
— Con mucho esfuerzo, trabajo, gasto, con una vocación firme de que lo que hacíamos tenía sentido y con perseverancia, porque yo soy muy perseverante. Gracias a que tengo un buen equipo de gente que me ha ayudado, apoyado y acompañado, todo eso va tomando cada vez más fuerza. Las autoridades también van aportando, poco, pero se agradece.
— El country suena en Riaza gracias a este Festival. El municipio no había tenido antes contacto con él. ¿Esto fue un hándicap al principio?
— Nunca ha sido fácil, y no es fácil ahora tampoco, porque la mayor parte, el 80 o el 90 por ciento, es financiación con recursos propios. Entonces, supone un gran riesgo, un gran esfuerzo de mucha gente y mucho coste económico. También te digo que a mí las cosas fáciles no me gustan, porque las hace cualquiera. Prefiero hacer cosas que sean difíciles y, el que tenga coraje, que lo haga.
No obstante, en Segovia ya se hacían algunas referencias a los artistas y compositores de country. Había algunas experiencias un poco singulares, por ejemplo, la de ‘Los Hermanos Cubero’, que actuaron recientemente cuando vino el Rey a un acto de la Fundación Cotec en Otero de Herreros, y que hacen un maridaje entre la música castellana y el country. Ellos son de Castilla-La Mancha, es una experiencia peculiar pero, al final, la música popular posibilita ese tipo de encuentros de diferentes raíces.
— ¿Está cumpliendo el objetivo inicial que le hizo querer expandir este tipo de música en Riaza?
— El objetivo más importante es que hemos conseguido tener miles de amigos -en el buen sentido- en toda España, y también en el extranjero, que están muy pendientes de esto. Lo que más me recompensa y gratifica es que mucha gente que no conozco me para por la calle y me agradece que haga este tipo de eventos, que para ellos es muy importante y les llena de alegría, satisfacción y felicidad. Tenemos una legión de amigos por todas partes, y eso, para nosotros como empresa, también es interesante.
Procuramos trabajar los sueños para ejecutarlos, somos emprendedores, empresarios, no solamente visionarios. Queremos hacer aquello que sea autosostenible económicamente. Esto ha sido más difícil, pero vamos camino de conseguirlo.
Impulso al medio rural
— Hace años, durante el desarrollo de la jornada laboral en ‘Huercasa’ se enseñaba a bailar country. ¿Esto lo mantienen?
—Ahora ya no tanto. Al principio, había que apostar de muchas formas. Tenemos un grupo de baile bastante potente en la empresa, de gente que es incondicional y que le encanta y lo disfruta. Fomentábamos que, el que quisiera, pudiera asistir a las clases de baile en horario de trabajo, como forma de promocionar y animar a la gente a que participara. Luego ya se ha ido depurando todo eso y ha ido quedando un grupo de verdaderos entusiastas del tema, que ahora ya son autónomos y se reúnen por su cuenta.
— A través del Festival y, por ende, de este género musical, muestra su apoyo al medio rural segoviano y le da visibilidad.
— Eso hemos querido siempre. Yo creo que, de alguna manera, sí que hemos ido divulgando y escenificando, no solo el medio rural segoviano, de Castilla y León o español, sino también a nivel internacional, porque lo estamos perdiendo cada vez más en todos los países. Millones de personas abandonan el medio rural y se van a vivir a las ciudades, y ese es un movimiento imparable.
— ¿La afición por estos ritmos de raíz rural que hay en Riaza se está contagiando también a las nuevas generaciones?
— Yo creo que sí. Paradójicamente, la mayor parte de la gente a la que le gusta el mundo del country son mujeres de en torno a 40 o 50 años, pero también hay jóvenes, aunque menos. Hay muchísimas personas muy aficionadas a la música. Además, han surgido nuevos coreógrafos que son muy jóvenes y que arrastran a más gente joven.
— Y usted se engloba en ese grupo de aficionados a la música.
— Sí, a la música y al baile, a las dos cosas. Pero soy de mente abierta, puedo divertirme con cualquier tipo de música, aunque me gusta muchísimo el country, lo escucho mucho. Este año, he disfrutado muchísimo de los extraordinarios artistas que hemos traído. Me interesa que el country se vaya expandiendo y creo que eso va ocurriendo. Está habiendo una generación de grandes músicos españoles, muy jóvenes, que se están acercando con muchísimo interés al country, y eso está muy bien.
— En definitiva, su propósito es que el country siga ganando espacio en la provincia de Segovia.
— Sí, sin volvernos locos, pero haciendo lo que podamos dentro de nuestras posibilidades.