Desde El Carracillo para Extremadura

Parte de los nabos que se lanzan contra el personaje de Jarramplas, en las fiestas de Piornal, en Cáceres, se cultivan la provincia de Segovia

Desde El Carracillo para Extremadura
Un momento de la fiesta que se desarrolló este año en Piornal, lanzando nabos al personaje de Jarramplas.

Los vecinos de la localidad extremeña de Piornal tienen cada mes de enero la oportunidad “legal” de descargar adrenalina mientras lanzan una brutal lluvia de nabos (muchos procedentes de El Carracillo), sobre Jarramplas, el mítico personaje que es el epicentro de la fiesta más impactante de toda España.

Existen varias teorías sobre el origen de unos festejos que no dejan indiferente a nadie y que cuentan con la declaración de fiesta de Interés Turístico Nacional desde el año 2015. Algunos creen que Jarramplas fue un ladrón de ganado que satisfacía sus necesidades incumpliendo las normas vecinales, por lo que fue capturado, condenado y apedreado por sus propios vecinos. Otros opinan que fue un guerrero cristiano que fue despreciado por el pueblo por pasarse, en época de dominación musulmana, a las tropas árabes, e incluso que pudo ser un mártir que los judíos mataron por no renegar del cristianismo.

Ladrón, guerrero o mártir, con los termómetros por debajo de cero grados y con algunos restos de la nieve que cayó en el pueblo más alto de Extremadura, Jarramplas realizó su primera “salida”, que fue seguida por cientos de personas, entre vecinos, turistas y periodistas que se acercaron hasta Piornal para participar en esta fiesta invernal con las que los piornalegos rinden homenaje a San Sebastián, su patrón.

Esta fiesta mezcla la descarga brutal de adrenalina con los nabos y la emoción pura de las alboradas y los actos religiosos, y lo que es más importante, está todo el pueblo implicado. “Es la fiesta que nosotros vivimos con más orgullo y para nosotros lo representa todo. A veces es difícil describir con palabras lo que sentimos. Es una fiesta muy sentimental y con mucha identidad y mucha adrenalina”, asegura el alcalde de Piornal, Javier Prieto.

La fiesta en honor a San Sebastián comenzó la semana pasada, casi al amanecer, con la petición de ofrendas para el santo. Fiel a su cita, sobre las 9:30 horas de la víspera del día 20, Jarramplas puso el pie en la calle, y nada más asomar, recibió una intensa lluvia de nabos sobre su cuerpo (protegido con una máscara y una armadura de fibra de carbono), a modo de “castigo” infligido por los vecinos.

Todo el mundo quiere arrojar nabos a Jarramplas por lo que, en determinados momentos, la sensación es la de estar en medio de una batalla campal, con peligro real -y tanto- de ser alcanzado por los proyectiles en forma de hortaliza.

Tras esta primera salida, la fiesta continúa por la tarde y mientras las mujeres preparan y visten al santo, San Sebastián, el personaje vuelve a hacer otra salida alrededor de las cuatro de la tarde, donde recibe igual contestación por parte de los jóvenes y mayores del pueblo, es decir, lluvia de nabos como castigo. Llegada la medianoche y una vez cantadas las “alborás” del santo, se cocinan unas migas para todos los asistentes.

Los nabos que se lanzan proceden de La Vera (Cáceres). Pero al no ser suficientes se llevan de Segovia desde que un alcalde, nacido en esta provincia, buscó aquí quién les aportara este tubérculo.

En definitiva, la fiesta de San Sebastián es propia de muchos sitios. En la provincia de Segovia se desarrolla en numerosas localidades como Villacastín, Navafría, Navalilla, Puebla de Pedraza, Santa Marta del Cerro, Villaverde de Iscar o Laguna de Contreras. Pero también en Cáceres la fiesta parte de fuerza segoviana.