Imágenes de la autora en una jornada reviviendo las labores de la siega y los trabajos de antaño. / MARIO ANTÓN LOBO
Imágenes de la autora en una jornada reviviendo las labores de la siega y los trabajos de antaño. / MARIO ANTÓN LOBO

Angelines se la llenaba la boca  hablando de su pueblo, de su infancia en Basardilla, le saltaban chispas por los ojos y contagiaba su pasión a quien escuchaba sus relatos. Lo hacía sin ser cargante. Siempre con anécdotas y vocablos bien traídos a la conversación. Sabía que no siempre el pasado fue mejor y no idealizaba el ayer pero no quería que se olvidara. Por eso  empezó a escribir artículos y cuentos en la revista Retama que ahora han cobrado nueva forma en el libro ‘Érase una vez un pueblo’ que ha publicado Ediciones Derviche y esta tarde será presentado en Basardilla, en un acto organizado por la Asociación El Guijo. Es una manifestación de amor de Luis Bravo a su mujer, la autora, fallecida recientemente, un precioso homenaje a la vida de los pueblos, que muchos lectores pueden hacer suyo, y un brindis por la cultura, las costumbres y la literatura popular. Pero también es una invitación a una amena, deliciosa y enriquecedora lectura.

‘Érase una vez un pueblo’, de Ángeles García Moreno, Angelines, es un libro que al valor literario añade el antropológico, el filológico y el vital.

Fallecida en 2021, profesora de primaria y licenciada en Geografía e Historia, Angelines García Moreno (Basardilla, 1954 – Segovia, 2021), dejó tras de sí un rosario de relatos, los más de ellos publicados entre 2000 y 2013 en la revista Retama, editada por los vecinos de Basardilla, su pueblo de nacimiento. Ediciones Derviche ha recopilado ahora medio centenar de estos relatos que respiran verdad y testimonian cómo era la vida de aldea en la Segovia de los 60, cuando justo iniciaba el tránsito hacia la modernidad del mundo rural que a la postre ha trasformado por completo paisajes y vidas.

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Ángeles García Moreno, Angelines.

Apenas nada queda ya de ese mundo de los pastores de agua, pobreras, celebraciones religiosas, fraguas, copleros, bodas de tres días y segadores, hoy desterrados en los trasteros del folclore, pero que la niña Angelines García vivió en primera persona y que son la materia prima de sus narraciones. Asumiendo las más de las veces la mirada de un niño, García desgrana situaciones desde un naturalismo que no ahorra la dureza pero tampoco la vitalidad de aquellos tiempos. Lo hace con arte y amenidad, manteniendo el interés en cada línea, pero también con la clara consciencia de estar preservando un legado de alto voltaje antropológico, con un especial énfasis en el lenguaje.

Esguardamillá, arregosto, cagaíllo, recuñío, alda, esgargolar, changarro, empellicar; expresiones como guardar el día, bailar la gala, la función… Vocablos hoy abandonados, no pocos meros localismos, que contribuyen a revertir los relatos de una autenticidad fuera de duda y multiplican el interés, en este caso por el lado de la filología, de unos cuentos que llegan al corazón y a la memoria de los tantos que, como Angelines, hunden sus raíces en aldeas castellanas.

Está prevista otra presentación del libro en la Biblioteca Pública de Segovia  el 21 de septiembre, también a partir de las 20:00 horas.