Hace unos días se puso la primera piedra de la última fase de la obra de recarga del Acuífero de El Carracillo ¿Qué supone para usted esta obra?
—Un hito importante porque en esta actuación llevamos trabajando bastantes años. Se ha hecho una planificación muy exhaustiva y estudios muy intensos para poder dar respuesta a todas aquellas cuestiones que conlleva este proyecto. Creo que es una de las actuaciones de regadío más importantes que podemos hacer en Castilla y León. Porque reúne una serie de cuestiones que hacen que esta inversión sea de una gran efectividad, dado que los cultivos que se producen en la zona son hortícolas con un valor añadido importante, y sobre todo tienen una vinculación muy directa con la industria agroalimentaria. Esta agroindustria se ubica en la propia zona y genera unas posibilidades de actividad socioeconómica y de empleo elevadas, lo que significa mantenimiento de la población y, en definitiva, desarrollo rural. Además son productos que alcanzan los mercados tanto nacionales como internacionales, pues muchos se exportan. Creo por lo tanto que la realización de esta actuación es clave y fundamental y va a consolidar una actividad que supone una enorme riqueza para toda la zona, toda la provincia y toda la comunidad .

¿Qué fechas de inauguración se manejan?
— Esperemos que se pueda inaugurar lo antes posible, pero de momento hemos puesto la primera piedra. Está todo en marcha. Es pronto para adelantar fechas.

¿Qué diferencia esta actuación de otras vinculadas a modernización de regadíos?
— Varias cosas. Sobre todo su singularidad en cuanto que es un acuífero subterráneo. No es una actuación de las que tradicionalmente venimos realizando para modernización y consolidación de regadíos o de transformación donde se emplean recursos superficiales que se regulan con balsas o embalses existentes o nuevos. Lógicamente estos recursos superficiales permiten el desarrollo de un regadío. Aquí desarrollamos actuaciones en las llamadas comunidades de usuarios de aguas subterráneas. Es un planteamiento diferente, porque los recursos se almacenan en invierno para poderlos utilizar en verano, que es la época de riego. Es una regulación subterránea, que no se ve pero que permite mantener esos recursos hídricos a lo largo del invierno para poderlos usarlos en época de riego en verano.
Otra particularidad es que esta actuación permite consolidar el regadío que hay. No se plantea un incremento de superficie a regar. Queremos consolidar los regadíos que ya están utilizando recursos subterráneos, con sondeos a mucha profundidad y que generan problemas en la explotación de estos sondeos y, sobre todo, generan unos costes tremendos y reducen la competitividad de las explotaciones. Por lo tanto, dos particularidades que hacen de esta obra algo singular. Cuando se ponga en funcionamiento será una de las más importantes del país.

¿Cree justificadas las críticas recibidas hacia este proyecto por parte de colectivos ecologistas?
— Las críticas siempre pueden existir, y para eso se abren las fases de alegaciones en las que se puede poner de manifiesto cuestiones con criterios más o menos oportunos. Sí es verdad que ha habido un mayor número de alegaciones, pero que siempre han sido las mismas. España es tremendamente garantista con cualquier actuación de este tipo y reiteradamente se habilitan las fases de información pública, periodo de alegaciones… Y es verdad que en todas ellas hemos recibido las mismas alegaciones. Nosotros hemos tenido especial cuidado en realizar estudios detallados y eso ha significado que éste sea un procedimiento mucho más exhaustivo y con mucho más análisis que ningún otro. Creo que merecía la pena porque de lo que se trata es de poner un remedio o una solución y hacerlo compatible con el medio ambiente que es de lo que se trata.

Parte de esas alegaciones se referían al riesgo de desecación de algunos pinares . Pero bajo su criterio, esta obra supondrá disponer de agua; es decir, todo lo contrario
— Lógicamente. Hay que recordar las resoluciones favorables de distintas administraciones públicas. Hubo que hacer una con la primera fase de desarrollo de recarga del Acuífero de El Carracillo, promovida, como todas, por las comunidades de regantes. Pues está funcionando, como digo, y pone de manifiesto que este tipo de recargas funcionan. Tenemos otras infraestructuras similares, como la de la cubeta de Santiuste de San Juan Bautista que también está funcionando. Tenemos ejemplos que nos aseguran que una recarga de este tipo es posible y que funciona. En este caso, la tercera fase, una de las resoluciones fundamentales la hizo la Administración General del Estado, el Ministerio, sobre la modificación de características de la concesión que se publicó en el BOE y donde se establecen una serie de condicionantes que determinan cómo hay que hacer la concesión de agua, qué fechas hay para derivar agua, los caudales ecológicos a respetar en el río Cega… Hay que recordar que aquí solo se va a derivar agua en invierno; ni una gota en verano. Y algunas de las alegaciones alertaba de que íbamos a secar el río Cega en verano. No. En verano no se saca ni una gota de agua. Lo hemos dicho reiteradamente.

O sea, que el pinar no corre ningún riesgo
— A lo largo de todo el proceso se ha explicado que vamos a mantener estudios que traten de aportar claridad sobre cuál va a ser la evolución del pinar. Hay un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, de la Escuela de Montes que analiza cuáles pueden ser los efectos de la recarga sobre el pinar. Y determina que es compatible, que no tiene por qué causar ningún perjuicio, sino quizá todo lo contrario. Por si eso fuera poco, la declaración de impacto ambiental es, como digo, en España tremendamente garantista. Se va a seguir analizando y si en algún momento se determina que puede haber alguna circunstancia anómala, se llevarían a cabo las actuaciones oportunas.

En definitiva, el proyecto supone un intenso trabajo
— Es un modelo hidrogeológico que se ha desarrollado a lo largo de todos estos años. No es cosa de dos días. Son más de 20 años de investigación que han permitido ir caracterizando el acuífero y la masa de agua; y se ha establecido un modelo de cómo se recarga y cómo se extrae el agua para evitar precisamente cualquier los problema.

¿Qué diferencia a esta última fase de otros proyectos anteriores?
— En relación a la recarga de la zona sur o el de la cubeta de Santiuste, aquí lo que se recarga es el acuífero que hay en la zona subterránea. En este caso, no existe una cubeta. Es una zona que, como he indicado, no tiene acuífero superficial, sino que lo que se está es regando de sondeos de un acuífero profundo. La recarga no se puede hacer en la propia zona y por eso hay que hacerla en la parte del pinar de Gomezserracín. Así luego se pueden emplear los recursos trasladándolos a la zona regable a través de una red de riego a presión que la comunidad de regantes tiene que gestionar y que permitirá una eficiencia energética mayor: primero porque las profundidades serán mucho menores que las necesarias ahora para sacar el agua. Y en segundo lugar, va a permitir que haya que tener equipos individuales para extraer el agua cada uno en su sondeo; sino que van a funcionar con la infraestructura común que la comunidad de regantes dispondrá una vez que se ejecuten las obras. Eso significa una mayor eficiencia energética y por lo tanto, estamos contribuyendo a mejorar las condiciones medioambientales de estos regadíos.

¿Otra mejora será la posible concentración parcelaria de la zona de pinar?
— Sería una posibilidad. Yo entiendo que sería una mejora pues el aprovechamiento y la explotación serían mucho más favorables. Ahora hay numerosas parcelas pequeñas que en muchas ocasiones hasta los propietarios tienen dificultades para identificar dónde están. Pero algunos propietarios no lo entendieron así. Es un ofrecimiento que se hizo y por eso esta actuación está paralizada. Nuestra intención es que se pueda desarrollar en un futuro y dejar la zona perfectamente reordenada. Pero claro, nunca se puede hacer una concentración parcelaria si los propietarios no apuestan por ella.

Entonces ¿no se va a llevar a cabo a corto plazo?
— No todos los propietarios se oponían a esta actuación. Pero algunos presentaron recursos al acuerdo de utilidad pública y urgente ejecución de esta concentración. Y esa es la situación administrativa en la que está ahora. Nuestra apuesta y nuestra intención es que esa actuación se pueda desarrollar, y por eso vamos a trabajar. Si al final no se puede porque los propietarios no aprecian que esa situación es lo que les puede beneficiar, nosotros lo único que podemos hacer es ofrecer todos los medios técnicos y administrativos al alcance para que se pueda desarrollar cuando se pretenda.

¿Qué porcentaje de propietarios o de superficie se requiere para llevar a cabo una reordenación de este tipo?
— Hay varios procedimientos. La aprobación de la Ley Agraria conlleva que las obras de un regadío estén coordinadas con el desarrollo del proceso de concentración, de manera que cuando se lleven a cabo las obras se puedan emplear resultantes del proceso de concentración. Lo coherente es que las dos actuaciones culminen a la vez y que al mismo tiempo que se dan las nuevas fincas de reemplazo de la concentración, se ponga en marcha la infraestructura de riego ejecutada con la consolidación y modernización del regadío.

Y la forma más ágil ¿cuál sería?
— La que recomendamos y es la que se ha empleado en este caso es con una solicitud a través de los ayuntamientos. En este caso son los ayuntamientos, instados por la Comunidad de Regantes, los que motivan la concentración. No olvidemos que va vinculada a la actuación de regadío y que los ayuntamientos lo solicitan directamente a la Consejería. Se hacen luego los estudios oportunos y se exponen públicamente a todos los propietarios y se recoge su opinión para determinar si hay mayoría de propietarios a favor de continuar con el proceso de concentración; o, por el contrario, la mayoría está en contra y hay que paralizar la actuación. Ese es un poco el procedimiento.

En el acto de colocación de la primera piedra en Gomezserracín usted se posicionó en contra del derribo de las infraestructuras hidráulicas.
— Sí, es cierto. Ahora hay una especie de moda según la cual deben tirarse todas las presas y quitar todas las barreras transversales en los ríos. Es una moda que está calando y con la que desde la Consejería de Agricultura no estamos en absoluto de acuerdo. Lo que hay que hacer son más regulaciones. Nosotros defendemos las planificaciones hidrológicas, y concretamente en la del Duero, que es la cuenca peor regulada.
Nuestra capacidad de regulación es muy escasa respecto a las aportaciones medias de la cuenca y eso limita mucho las posibilidades y capacidades de actividades que podrían desarrollarse en nuestro territorio, especialmente de la agraria, que es fundamental para el Desarrollo Rural. Y en segundo lugar, intentar aprovecharlas con un incremento de los regadíos con esa garantía, de modo que se pueda extender su beneficio socioeconómico. En muchas otras ocasiones donde se plantea ubicar una estación de bombeo para la modernización de un regadío se busca un sitio adecuado y si hay un azud, mejor. Por lo tanto, si estas infraestructuras existen, ya no hay que volver a construirlas. Lo que hay que hacer es restaurarlas. Habrá que hacer elementos de conectividad, como las escalas de peces, por ejemplo; pero nunca destruirlas, porque no se sabe si va a tener utilidad en el futuro.

Que la obra vaya a hacerla una empresa como Tragsa ¿es también una garantía?
— Claro. El motivo fundamental por el que esta actuación se ha encomendado a la empresa Tragsa es porque lleva trabajando en El Carracillo varias décadas. Todos los análisis, estudios hidrogeológicos del acuífero, y lo está pasando en este momento con la recarga, lo conoce Tragsa. Todos estos trabajos, desde la primera fase, han sido desarrollados a lo largo del tiempo por Tragsa y por lo tanto creo que lo razonable y coherente es que se encargue de esta actuación. Es garantía de que el funcionamiento de esas obras va a ser el correcto una vez terminadas

En definitiva, ¿considera usted que el Carracillo tiene un buen futuro?
— Evidentemente es una realidad. Somos los principales productores de muchas de las hortalizas de toda Castilla y León: zanahorias, planta de fresa, puerro… Y esas producciones están vinculadas a la industria alimentaria que genera riqueza, desarrollo, empleo para todos los habitantes de la zona. Esta es una realidad que pretendemos que se consolide. Cuando hacemos regadíos en otras zonas éste es el modelo al que nos gustaría dirigirnos: que haya una vinculación de las producciones con la industria alimentaria. En este caso ya existe. La mayoría de la zona la integran municipios con más densidad de población que el resto; más del doble que la media del entorno rural de Castilla León; y su población está menos envejecida. Es decir, hay actividad, desarrollo, generación de empleo. Es lo que queremos buscar con el Desarrollo Rural. Todo esto demuestra los beneficios que tiene el regadío, los beneficios que tienen estas producciones. De ello se beneficia toda la población de la zona, porque recordemos que quien trabaja en estas industrias es en su mayoría la población de la zona y por lo tanto el beneficio no sólo llega a unas industrias, que, si no existieran, no podría haber esa posibilidad de trabajo que generan.