
Llegué a Segovia a principio del año mil novecientos setenta y tres para incorporarme como sacerdote a la Parroquia del Cristo del Mercado. A los pocos meses vinieron a visitarme dos o tres personas con discapacidad para pedirme ser consiliario de un Movimiento de personas con discapacidad que se llamaba Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (FRATER). Lo intentaron varias veces y en todas les dije que no, porque mi tarea principal estaba en la Parroquia a la que acababa de incorporarme. Ante mi negativa, “me tendieron una trampa”: “Ven un día a nuestra reunión y si no te gusta, no volvemos a molestarte más”. Fui a la reunión y en ella me encontré con un grupo de personas con enfermedad y/o discapacidad física que, según lo que parecía lógico, deberían estar “enfadados” por la situación en que se encontraban. Al contrario, había un clima de alegría que enseguida me cautivó. “Si estas personas, en su situación, están alegres, debe ser por algún motivo que me gustaría conocer y en su caso compartir”, me dije.
Decidí incorporarme y hasta ahora, cincuenta años. Testigo directo del gran “milagro” que ha supuesto para muchas personas con discapacidad su pertenecía a la Frater, no solo en Segovia, donde estos días celebramos el 50+3 aniversario de su existencia, sino en otras partes del mundo. ¿En qué consiste este milagro?
Lo que llamamos “los contactos personales”. Personas cargadas con la enfermedad, la discapacidad, el dolor u otra limitación que, entrando en contacto con otras que habían pasado por su misma situación y habían logrado superarla, experimentan su paso por la Frater como la experiencia del paso del Señor Jesús por sus vidas que las llena de dinamismo. Lo que les ayuda a descubrir un sentido exquisito del valor de la persona, a vivir alegremente su fe en Cristo Jesús, a ampliar los horizontes vitales, a luchar contra las limitaciones de la enfermedad y la discapacidad y a saber vivir con energía en medio de ellas.
El “protagonismo” de las personas enfermas o con discapacidad física o sensorial. La persona enferma y discapacitada pasa, de ser receptora pasiva de cuidados y atenciones, a ser protagonista de su propio desarrollo integral y sujeto evangelizador activo en la comunidad de los discípulos de Jesús, con una capacidad evangelizadora en el mundo del enfermo y discapacitado en la Iglesia. Esto supuso una fuerza revolucionaria cuando la dijo el Fundador hace setenta y ocho años y lo sigue siendo hoy. El fundamento: la curación de Cristo al paralítico cuando después de liberarle de sus pecados, le dice: “Levántate, coge tu camilla y anda” (Mc. 2,11).
Una experiencia vital: la vida en equipo. “La acción aislada es meritoria, cierto, y a veces la única posible, pero todo lo que se hace unidos es mejor. La aportación de valores entre varios lleva a la luz. Como mejor se realiza la acción fraternal es por la puesta en común de ideas y la búsqueda en común de la verdad. Además, unidos es más fácil mantenerse en la acción”. (P. François, fundador de la Frater, 1971).
Todo esto y mucho más es lo que celebramos estos días en la Frater de Segovia en sus 50+3 años de vida. Lo recordaremos en una Mesa Redonda el próximo viernes, día 9 de junio a las 7 de la tarde en la sala de Caja Segovia, bajada del Carmen. Lo plasmaremos en una exposición en el Claustro de la Catedral de Segovia del 10 al 18 de junio. Lo celebraremos en una Misa de Acción de gracias en la Catedral, presidida por nuestro obispo, el día 18 de junio a las 12,30 y finalizaremos con una comida de fraternidad en la Huerta del Seminario alas 14,30. Están invitados a participar.
Reconocimiento agradecido a las personas e instituciones que, en estos años, han participado activamente en la vida de Frater Segovia, que la han hecho posible y la siguen haciendo, como una historia de liberación. Y seguimos caminando.