X = Ejercicio de libertad

Iniciamos los dos meses que tenemos los ciudadanos para hacer la Declaración de la renta, que nos permitirá decidir libremente donde queremos que vaya una parte de la cuota íntegra de nuestra declaración:
Lo podemos hacer poniendo una “X” en la La casilla 105, llamada de Asignación a la Iglesia Católica, la casilla que Hacienda pone a disposición de los contribuyentes por si quieren destinar el 0,7% de sus tributos al sostenimiento económico de la Iglesia Católica.

Y/o poniendo otra “X” en la casilla 106, llamada de Asignación a actividades de interés social, es decir, a organizaciones no gubernamentales, la casilla que la Agencia Tributaria pone a disposición de los usuarios para destinar el 0,7% de sus impuestos a fines sociales.

Es una decisión libre que no perjudica a nadie y es absolutamente gratis, porque ni te cobran más ni te devuelven menos. Si dejamos en blanco estas dos casillas es el Estado el que decide por nosotros. Un ejercicio de libertad que nos permite, de momento en estos dos campos, decidir dónde queremos que vaya una parte de nuestros impuestos. Ojala pudiéramos hacerlo en otros muchos.

Me voy a referir a la Iglesia Católica porque es el campo que conozco mejor, animando a todos a poner la “X” en los dos campos expuestos. Un gesto de solidaridad y más en estos tiempos tan difíciles por los que estamos pasando.

El escenario en 2023 sigue siendo complejo. Con los precios disparados, Cáritas advierte que tres de cada diez hogares no cuentan con ingresos suficientes para llegar dignamente a fin de mes. La inflación ha resucitado las colas del hambre y miles de personas —con sus carritos— hacen cola en dependencias de la Iglesia para conseguir alimentos básicos, ropa… y una palabra de esperanza. Los sacerdotes, religiosas, agentes de pastoral y voluntarios están siendo testigos de una realidad que afrontan con la generosidad, alegría y compromiso que nace de un evangelio vivo, encarnado aquí y ahora en los rostros de los más desvalidos.

“Una de las cosas que más llama la atención a quien descubre el verdadero rostro de la Iglesia es cómo se ayuda a todas las personas, sin exigir ni recriminar nada. Sin juzgar. Bajo mi punto de vista, es una de las apuestas más «progres» y audaces de nuestro tiempo, en una sociedad cada vez más polarizada, con más «ismos» (individualismo, materialismo…) en la que abunda el conmigo o contra mí, en lugar de promover relaciones auténticas de hermandad o, en palabras del papa Fran-cisco, una verdadera «cultura del encuentro». (David Colomer).

¿Qué sucede desde que marco la casilla de la Iglesia en mi declaración? ¿Cómo llega el dinero a su destino? El viaje de la ‘X’ presenta un recorrido con gran impacto social. El sencillo y libre gesto de hacerlo resulta trascendental:

Reparto solidario. La recaudación de la casilla de la Iglesia llega a la Conferencia Episcopal Española, que la reparte por todo el territorio con mecanismos de solidaridad para que llegue a las zonas con menos recursos
Al servicio de los demás. Son las propias diócesis las que ponen el dinero en funcionamiento para sostener el clero, anunciar la buena noticia del evangelio, fomentar la vivencia de la fe y desarrollar la inmensa labor asistencial de la Iglesia en España y en todo el mundo.

Ayuda efectiva y afectiva. En el año 2022, más de ocho millones y medio de personas marcaron la casilla de la Iglesia, más de 84.000 lo hicieron por primera vez, sumando 320 millones de euros que han permitido ayudar a millones de personas.

Lo dijo el papa Benedicto XVI: “Lo que nuestro corazón desea es lo bueno y bello de la vida. No permitáis que vuestros deseos y anhelos caigan en el vacío». Pues no lo permitamos. Por tantos que merecen y necesitan nuestra ayuda. Detrás de cada ‘X’ hay una historia, tantas como personas —con sus angustias, anhelos e ilusiones— que necesitan apoyo ¿Nos implicamos?. Seguro que sí.

La Iglesia agradece de corazón a todos aquellos que marcan la ‘X’, con independencia de sus creencias, porque, entre todos, logramos construir una sociedad mejor.