¡Vivan las elecciones municipales!

Pues sí, ¡viva el sufragio! Eso significa que tenemos la facultad de elegir a los munícipes que nos representen, para eso es la democracia; el problema es que acertemos con la papeleta adecuada, la idónea y con visos de ser la más útil para nuestra querida Segovia.
Para ello, aunque aún no ha comenzado la campaña oficial, esa que nos ametralla por todos los rincones, los actualmente ediles del consistorio, apelando a las consignas de los jefes y con el ánimo de renovar su candidatura, se mueven en eventos de toda índole y condición. Así, en el partido de fútbol de La Albuera del domingo 5 de marzo, se veía en la tribuna de presidencia un núcleo bien nutrido de concejales de distintos grupos acompañando a la señora alcaldesa. Eso es una costumbre o rito ante una consulta; o sea, como un dolor de barriga que tienes cuando comes más de lo debido. En este caso, la ‘barriguítis’ se origina previamente a esa consulta electoral.
Al margen de la oportunidad para buscar votos, eso puede ser bueno, siempre y cuando, esa comitiva se fije y tome nota de lo que se debe hacer o subsanar para dotar al estadio de unos mínimos; entre otros, a saber: cerrar con gradas los fondos, poner una megafonía para ser oída -los sordos no oyen las alineaciones ni los cambios-, una iluminación que permita ver por lo menos el balón –los que tienen principio de cataratas no ven-, renovar los vestuarios, cabinas de prensa habitables, sala de prensa sin apreturas… En fin, y lo más importante: saber pedir, aunque sea llorando, a las instituciones competentes las ayudas y subvenciones precisas. Así lo hacen en otros lares. Y ¡que ganen los mejores! Si los hay.