Tiempo de la creación y guerra en Europa

“Escucha la voz de la creación” es el tema y la invitación del Tiempo de la Creación de este año. Este período ecuménico comienza el 1 de septiembre con la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación y termina el 4 de octubre con la fiesta de san Francisco.

Desde Segovia se ha considerado oportuno apoyar esta concienciación sobre el cuidado de la naturaleza viviente, humana e inanimada. Todo está interrelacionado y el ser humano lo sabe. Por ello, es propio de seres inteligentes cuidar todo cuanto se relaciona con él. No basta con reciclar el sobrante del consumo que para los ricos se ha convertido en un negocio y para los políticos en imagen. Es preciso cuidar positivamente de la naturaleza y de las personas: no hay verdadera ecología si no se cuidan a los débiles.

Es un momento especial para que todos cuidemos juntos nuestra casa común y es una oportunidad para cultivar nuestra conversión ecológica. La Conferencia Episcopal española se une a esta Jornada a través de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social afirmando que es un momento especial en la vida de las naciones y de la Iglesia.
Vivimos el Tiempo de la Creación en un contexto de conflicto bélico de gran repercusión en la vida de Europa y especialmente en Ucrania. Es el momento oportuno para renovar nuestra conciencia, pues se ha puesto en cuestión la paz internacional y se están provocando graves daños a la casa común.

La guerra en Europa nos ha sorprendido a todos y ha puesto sobre la mesa la profunda interconexión entre la seguridad energética, el riesgo de un conflicto armado y el peligro de destrucción de toda forma de vida, que ya diagnosticó hace casi 60 años San Juan XXIII. Incluso, vuelven de nuevo amenazas y riesgos que parecían ya olvidados, pues en esta encrucijada emerge de nuevo con fuerza la “cuestión nuclear”, tanto en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania, como en otras partes del mundo.

La doctrina social de la Iglesia, en la que los políticos no creen y muchos cristianos desconocen, hace una llamada a “todos los hombres de buena voluntad” a no sembrar el miedo en la humanidad y a no destruir la vida, una llamada que, desgraciadamente, sigue siendo actual en un tiempo como el nuestro, marcado por la guerra y la degradación medioambiental: El uso de las armas y la venta de las mismas son un hecho y un negocio. A los españoles se nos llena la boca con el NO a la guerra y a la vez fabricamos y vendemos armas que matan.

En la década de 1960 fue precisamente cuando emergió también la preocupación por la cuestión medioambiental. El Consejo Mundial de la Iglesias inició, poco después, la iniciativa ecuménica “Justicia, Paz e Integridad de la Creación” con la que la Iglesia Católica, con el paso del tiempo, se ha identificado.

Hay una interdependencia evidente entre los atentados contra la paz y su incidencia en la casa común, en el orden de la Creación. Cuando ya estaba naciendo un cierto consenso para afrontar los problemas de fondo de la humanidad en el orden energético y en el orden alimentario, con la guerra se ha puesto en peligro el equilibrio en la disponibilidad de recursos alimentarios para numerosas poblaciones que dependen de los graneros sometidos a la violencia del conflicto.

La guerra de Ucrania y otros conflictos militares son tragedias humanitarias que tienen un gran impacto en la prosperidad y en las sociedades del mundo entero, especialmente en los pobres, y tienen la capacidad de ampliar las crisis climáticas y de biodiversidad. De hecho, la crisis alimentaria ha supuesto una presión fuerte para la alimentación de los más pobres. Todo ello incide en las condiciones de vida digna de los más vulnerables.

Tanto el papa Francisco, como la doctrina social de la Iglesia nos muestran la necesidad de vincular el cuidado de la Creación y el fortalecimiento de la fraternidad en cuestiones que son esenciales para la vida de las familias y su supervivencia en bastantes ocasiones.

(*) Profesor emérito.