Táctica y Estrategia

Por diccionario RAE no está clara la diferencia. Pero en la vida real sí que la hay. O al menos los que hemos trabajado – y seguimos trabajando – en empresas siempre andamos dándole vueltas a lo mismo y la buena factura de las cosas es, muchas veces, distinguir una cosa de la otra. Llevándolo a lo simple, no es lo mismo decidir bajar el precio de un artículo durante una semana para bajar stocks, lo cual es muy táctico, que decidir dentro de un plan de expansión crear un almacén de distribución en el medio oeste español para asegurar suministros en 10 provincias. Desde la decisión, hasta la implantación y evaluar resultados, se van años enteros. Eso es estrategia.

Más ejemplos que nos suenan. Una buena táctica es ante una emergencia sanitaria de alcance mundial apartar todo de la mesa – al menos todo lo que pueda esperar – y centrar todos los esfuerzos y talento en buscar soluciones. Y si no es por estricto sentido humanitario, que lo sea por que el ciudadano doliente, víctima o posible víctima, es además contribuyente: lo que significa que paga para que se le gestione, en lo bueno y en lo malo. Y los que andan alrededor deben apartarse o arrimar el hombro. Ambiciones soberanistas, emociones de censura (sí, he escrito emociones) variación en los impuestos, etc. lo mismo pueden esperar un ratito ya que sin salud, además, tampoco hay economía.

Una buena estrategia, por otro lado, sería tener una visión realista del país en el que se vive y una proyección del estado de ese lugar una serie de años por delante (los famosos modelos de negocio) y entonces generar un modelo de educación coherente. Y que tenga en cuenta una realidad económica actual y venidera, para dar salida profesional a una gran masa de jóvenes que buscan un futuro. Esta es la clave de las estrategias: analizar bien y ser sinceros respecto a lo que se proyecta. Lo que no tiene sentido en nuestro país es que se hayan creado 82 universidades, algunas tan longevas como las de Salamanca, Sevilla, Complutense (con siglos por detrás), pero más de la mitad de ellas creadas a partir de 1990. Los resultados fuerzan a pensar que quizá no se reflexionó bien ya que cerca de un 40% de los titulados no ejercen un trabajo acorde a su formación, sino inferior. Y además, las posibilidades de trabajar que tiene el que ha acabado estudios de FP es más alta que la del titulado universitario. Y en estas estadísticas no están los “españoles por el mundo” que hacen por ahí lo que pueden y a unos les va mejor y a otros no tanto.

Las energías alternativas es otro sector, muy particularmente en España, que va a tener un impacto grande en la economía. Iniciativa privada e inversores lo tienen claro. Se aguarda que el gobierno deje ver con claridad su estrategia, por si alguno quiere arriesgar algo de lo suyo propio.

Tenemos en perpetua espera una buena estrategia de gobierno en la agricultura y ganadería que saquen al campesino y ganadero de manifestarse en la calle constantemente

Tacticismo, golpe de timón cada 4 años, necesidad de cambios constantes cada cierto tiempo para atraer al electorado. Eso puede valer para agitar por arriba sin alterar lo esencial, pero no puede valer para todo. Hay que respetar algo de lo que está (o estaba) hecho porque da solidez a una sociedad. Esa actitud, además, aclara mucho la mente para ver “que es lo que hay que hacer” y pensar en el país de aquí a unos años (criterio este muy de empresa). Tenemos, en este sentido, en perpetua espera de una buena estrategia de gobierno la agricultura (de calidad) y ganadería (de calidad) que saquen al campesino y ganadero de manifestarse en la calle constantemente.

Llama la atención el advenimiento de la Agenda 2050 para España, lo cual como plan es ilusionante, pero sería de mayor seguridad dentro de un país que supiera hacer planes a corto, a largo y a super largo plazo. A veces la inexperiencia real de los que manejan presupuesto al más alto nivel nos crea gran inquietud. 2050: ¡Cuán largo nos lo fiais!.