En respuesta a la carta de Mariano Lázaro Cubo publicada en este medio el 24 de mayo.
Han pasado más de 30 años desde la creación del CD Eresma. Si bien el fútbol y el fútbol sala fueron los deportes con los que comenzó, en los últimos 7 años se creó la sección de bádminton a partir de una escuela a la que asistían unos pocos niños y niñas. Desde ese inicio, gracias a trabajo y esfuerzo, el bádminton de Segovia, el bádminton del CD Eresma, ha ido creciendo hasta llegar a competir en Campeonatos de España y torneos del máximo nivel nacional representando a nuestra ciudad allá donde hemos ido.
Han pasado varios monitores y entrenadores y multitud de niños y niñas y, salvo un caso, nunca ha habido problemas con ninguno de ellos.
Defendemos el trabajo de José Luis Arcones, porque sin él no existiría nada de esto; y también el de Emiliano Sebastián, que se empeñó en que los niños y niñas de Segovia conocieran y practicaran el bádminton y que nuestra ciudad fuera conocida por este deporte a nivel nacional. Algo que hemos conseguido.
No vamos a entrar a rebatir las mentiras y medias verdades que se vertieron en la citada carta, pero sí hay que destacar que, como todo club deportivo, asociación o incluso cualquier familia, el CD Eresma tiene unas normas. Algo básico que incide sobre todo en el respeto a los compañeros y compañeras, a los monitores y al entrenador. Lógicamente, si alguien falta al respeto a otra persona, sea compañero o entrenador y si esas faltas de respeto no son un hecho puntual y se suceden durante mucho tiempo afectando a más de una persona, en ese caso, los responsables del CD Eresma debemos tomar una decisión. Cualquiera en nuestra situación lo haría.