Quién protege a quién

Con esta sorprendente frase finalizó Fernando Valladares su conferencia el pasado 25 de Noviembre ante la imagen del Paseo de El Salón, después de haber presentado otras donde gente se manifestaba para proteger sus parques, plazas y jardines de las talas a las que diversos estamentos los habían condenado por mor del “progreso de la ciudad”. Como colofón de la interesante charla ofreció una invitación a la reflexión ¿Realmente nos damos cuenta de que es la naturaleza quien nos protege y de que nosotros al cuidarla solo hacemos un acto en nuestro favor? La mayoría de las veces no somos conscientes del valor de lo que destruimos para nuestro bienestar y salud, no se considera valioso lo que no se mide claramente en €, u ofrece una rentabilidad o satisfacción, inmediata.

En la charla Valladares aportó datos científicos sobre varias cuestiones que nos atañen directamente y sobre las que podemos influir. Destaco algunas:

– Está demostrado que la contaminación atmosférica, principal causante de la actual crisis climática, influye negativamente en el desarrollo cerebral y, por tanto, en las capacidades cognitivas de quienes crecen en un ambiente contaminado.

– Los parques, jardines y espacios verdes ciudadanos están claramente implicados en la mitigación y adaptación al cambio climático, disminuyendo la temperatura un 5% de media y la contaminación lumínica hasta un 15%, así como fijando CO2.

– La mayor biodiversidad de estos espacios verdes contribuye al bienestar de los ciudadanos, algo que en su día pareció obvio a los miembros de la Sociedad Económica de Amigos del País que tuvo la iniciativa de realizar el Paso del Salón y plantaciones en el Paseo de Los Tilos y Paseo Nuevo, precisamente con ese fin. Eran tiempos en los que el bienestar y la salud se consideraban objetivos a mejorar en las ciudades y no se unían inexorablemente a la capacidad económica y de consumo de sus habitantes.

– Está comprobado que una hora de paseo diario por espacios verdes urbanos ricos en biodiversidad mejora la tensión arterial, el estado de ánimo, la depresión, es decir es beneficiosa para la salud.

Considerando todo lo que está en juego en este delicado momento de cambio climático es imprescindible “proteger los espacios verdes que tanto nos protegen”, su riqueza y biodiversidad. Es mucho mejor para un ecosistema urbano conservar, regenerar y restaurar que reforestar y crear nuevas zonas artificiales. Necesitamos ejercer una ciudadanía activa, que desde sus diversas posturas e ideas trascienda las divisiones para luchar por el objetivo común de preservar nuestros espacios verdes y toda la vida que albergan, que es imprescindible.