El portavoz de Podemos-Equo ha pedido que se disuelva la veterana fundación cultural “Juan de Borbón”. La alcaldesa parece estar de acuerdo (quizá no tenga más remedio) y pretende justificarlo con el siguiente argumento: “una “Fundación” así no tiene sentido hoy, lo tenía cuando se gestionaban los recursos de otras instituciones, pero ahora sólo recibe recursos municipales y es más eficiente que esos proyectos culturales se gestionen desde el Ayuntamiento” (El Adelantado 2/12/2020). Es muy dudoso que la gestión del Ayuntamiento sea más eficiente. Los hechos lo desmienten desde hace varias legislaturas. Basta recordar la gestión con el despilfarro del inexistente Círculo de las Artes y la Tecnología (CAT) y con su residuo: el fantasma del CIDE; o la recordada y antigua agencia EVISEGO y su doble pago de 1,7 millones a la constructora Urazca. Parece oportuno preguntarse por qué razón los podemitas lanzan sus dardos contra la Fundación Juan de Borbón.
¿No hay otras organizaciones de eventos mucho menos productivas? como “Hay festival” o las actuaciones teatrales del deprimente “Centro de creación (¡!) de la Cárcel” con escaso público y en descenso. ¿Cuánto nos cuesta mantenerlo?
Entonces, ¿qué hay detrás de esta maniobra? ¿Qué se esconde, detrás de este ataque a la fundación Juan de Borbón, desde las filas izquierdistas? Sin duda, la iniciativa se ajusta al perfil ideológico, de los que buscan liquidar todo lo que suene a monárquico. Y están dispuestos a pagar la operación en los votos necesarios para que la alcaldesa consiga la aprobación de los presupuestos municipales. En resumen, detrás de la pretensión de mejorar la eficiencia de la fundación cultural, se esconde el mercadeo político, precisamente, a costa de la cultura y de los contribuyentes, que seguirán sufragando la mala gestión municipal. Menos mal que tenemos a la vista el magno proyecto de Tejadilla, el nuevo señuelo de Luquero. O sea, el nuevo CAT reencarnado.