Se puede pensar que con lo que llevamos vivido en 2020 y 2021, no es para menos pedir que 2022 sea mejor. Pero… ¿a quién se lo pedimos?
Que 2022 lo sea o no, depende de la suerte y, claro, de cada uno de nosotros. Por tanto, y como lo primero no lo podemos controlar, será mejor que nos exijamos a nosotros mismos hacer lo que esté en nuestra mano para que 2022 sea mejor que años anteriores.
Pero eso no es fácil en una sociedad cómoda que nos hace más débiles. Ya lo dijo hace 2000 años el filósofo Musonio Rufo: Dale a un hombre débil buena comida, sexo abundante y entretenimiento barato, y acabarás con su ambición.
El reto real para 2022, entonces, debe ser que cada equipo, cada deportista, luche contra uno mismo más que contra los rivales; que estos te exijan al máximo está muy bien, porque así te están ofreciendo la oportunidad para que mejores más.
Que se lo digan a Verstappen. O a Derek Redmon, o a Angelica Bengtsson. A lo largo de la historia, hay multitud de ejemplos de deportistas que lo tenían todo perdido, persistieron y consiguieron su objetivo. Ojo: no confundir objetivo con victoria.
Para los que empezamos a tener ya bastante juventud acumulada, lo tenemos más difícil para estar cada año un poco mejor físicamente. Pero como dice Jaime Peñas, el cuerpo es muy agradecido y a nada que le cuides, él suele corresponderte. Así que, para 2022, que cada uno de nosotros haga lo que esté en su mano para alcanzar aquello de mens sana in corpore sano.
Feliz 2022 a todos.
