¿Por qué celebramos San Patricio?

Pocas personas hoy en día ignoran que la fiesta de San Patricio se celebra a mediados de marzo. El verde gana terreno a la madera en las tabernas irlandesas de cualquier ciudad, los desfiles son cada vez más habituales y coloridos, la amable fiesta se contagia allá donde aterriza…

Pero, ¿acaso en estas costas sabemos quién fue San Patricio o las hazañas que le hicieron popular primero y santo después? Desde estos humildes párrafos, animo a los lectores a conocer su historia, porque lo cierto es que fue de lo más interesante:

El nombre de origen del santo fue Maewyn Succat. Ni siquiera era irlandés, sino que vivía en una de las zonas de Gran Bretaña en constante conflicto. Los historiadores no se ponen de acuerdo en si era escocés o galés.

Siendo tan solo un adolescente, fue capturado por unos piratas, trasladado a Irlanda y vendido como esclavo, donde vivió pastoreando para un cacique local. Fue en los duros meses que pasaba en soledad, cuidando del ganado en los valles y montes, cuando descubrió a dios.

Él mismo contaba que fue el amor y la fe lo que le impulsó a seguir luchando cada día, semidesnudo y hambriento, en los duros y fríos parajes irlandeses. Después de seis años como esclavo, logró escapar y embarcarse en un barco de regreso a Bretaña. Aunque estuvo un tiempo con su familia, su inquietud y experiencias vividas le animaron a ordenarse sacerdote, adoptando el nombre de Patricius.

Años después, tras una ardua formación y carrera religiosa, se convirtió en Obispo, pero en lugar de disfrutar de su éxito, decidió regresar a Irlanda para trasladar allí todo lo que había aprendido. Patricio estuvo unos treinta años recorriendo Irlanda, construyendo escuelas, monasterios e iglesias. No fue el primer misionero de la isla, pero sí el que mejor conectó con la población por su forma de trasladar las palabras de las escrituras a algo que todos pudieran comprender y asimilar.

San Patricio fue famoso, además, por actuar siempre en pro de los desfavorecidos, trabajar para favorecer la alfabetización y por tratar a todos con profundo amor y respeto hacia su cultura. El misionero no intentó eliminar las creencias y costumbres de los locales, sino que quiso fusionarlas con las del cristianismo haciendo ver, por ejemplo, que dios estaba en cualquier rincón de la naturaleza que ellos veneraban, o incluyendo a las mujeres en las actividades de la que fue llamada la Iglesia Celta.

San Patricio fue el primer obispo de Irlanda y su conmemoración se celebra el 17 de marzo, por ser esa la fecha de su muerte. Durante el tiempo que pasó en la isla, cambió la vida de miles de personas, gente entre la que había caminado como un pobre esclavo, pero a la que quiso trasladar el mensaje que él mismo recibió en sus tierras.

Hoy en día, aparte de Irlanda, donde la fiesta se alarga durante cinco días, el día del fallecimiento de San Patricio se conmemora en muchas zonas del globo. Los desfiles más famosos se celebran desde hace años en Nueva York y Boston, aunque también son ya frecuentes los homenajes en lugares como Australia, México, Canadá o Argentina.

En nuestro país, encontramos diversas celebraciones singulares. Este año, en la capital, San Patricio romperá la barrera de las tabernas para salir a la calle en forma de desfile. Impulsado por la comunidad irlandesa de la ciudad y patrocinado por el ayuntamiento, saldrá de la Plaza Mayor con más de trescientos gaiteros a la cabeza hasta llegar al Palacio Real. Además, habrá un concierto de la banda irlandesa seleccionada en un concurso organizado por una famosa marca de cerveza de la isla.

Un poco más al norte, en A Coruña, ya son famosas las celebraciones dedicadas al santo por su afinidad con la cultura celta. En esta fecha, la Torre de Hércules se ilumina en verde, al igual que lo hacen otros famosos monumentos como las pirámides de Gizeh, el Cristo Redentor de Río de Janeiro o la Ópera de Sidney.

Mucho más cerca de nosotros, en El Espinar, la fiesta de san Patricio se ha convertido ya en una de las celebraciones imprescindibles. Ideada y organizada por la peña Drink Team y apoyada por los sucesivos gobiernos municipales, San Patricio se conmemora desde 2019, salvando el año de las restricciones.

En su tercera edición, y con un equipo más pequeño que en años anteriores, gracias a la colaboración del Ayuntamiento, su Oficina de Turismo y el entusiasmo de los vecinos, han juntado ilusión y trabajo para organizar este encuentro una vez más.

El San Patricio de El Espinar no se reduce a una reunión en la enorme carpa levantada en la Plaza de la Corredera en torno a la cerveza. Es un fin de semana completo con actuaciones, degustación de productos segovianos, exhibiciones de danza intercultural, música folk, actividades destinadas a los más pequeños y varios conciertos para todos los que deseen sumarse a las celebraciones.

Gracias al esfuerzo de sus fundadores y el éxito que cosecha el evento cada temporada, los alojamientos de la localidad están llenos desde hace meses, lo que también se traduce en más visitantes y consumidores para los comerciantes y hosteleros de El Espinar. Esto supone un inevitable empuje en la empinada cuesta que ha supuesto el parón de la pandemia.

En definitiva, parece que el amable santo vestido de verde que recorrió hace siglos las costas irlandesas, ha venido a Segovia para quedarse y repartir felicidad con sus tréboles de cuatro hojas. Ante el afable homenaje a un hombre tan singular, la cuestión más adecuada no es ¿por qué celebramos San Patricio? sino ¿por qué no lo hemos hecho antes?