
La frase recuerda la situación económica que sufrieron los maestros de primaria durante el siglo XIX y más lejos, debido a su paupérrima (superlativo de pobre), retribución y la incertidumbre de sí le pagarían o no. De sus haberes en aquel siglo se hacían cargo –es un decir- los vecinos de la localidad donde prestaba servicio y/o los ayuntamientos, por más que estos se olvidaran y pasaran años sin pagar. Ante la situación, también los de Segovia, se veían obligados a mendigar o morir de inanición.
La ‘cosa’ se arregló cuando el liberal monárquico Álvaro Figueroa y Torres, Conde de Romanones, Ministro que fue de Instrucción Pública (1901-1910), hijo de uno de los hombres más ricos de España, el señor Marqués de Villamejor (¡¡!!) puso sobre la mesa del gobierno que el salario de los maestros saliera de las arcas del estado y desde 1901 así fue. Pero… los vaivenes políticos hicieron que aquello se quedara en ‘agua de borrajas’, por lo que las penurias se alargaron.
Hoy vengo a ‘vender’ a quien esto leyere dos historias. De la provincia, una; de la capital, la otra. Considero que bien reflejan aquellos tiempos que no eran solamente de convulsión política, sino también económica y de comportamiento de la ciudadanía. Al respecto, recuerdo haber leído en el Diario de Castilla (1892) un adagio (1) que al final de un largo escrito sobre política el redactor a modo de resumen insertaba:
‘Desde que hay en España tantos partidos, / todos los españoles están perdidos’.
Pero, me dije, eso ya-no-pasa ni aquí, ni ahora. O ello afirma mi amigo Manolo. Si bien, después de afirmarlo hubo de acudir al médico por problemas de cabeza. ‘Qué coincidencia’, le espeté (3) como observación.
Sin más, a lo que te voy.
Ambas historias tienen como referencia el año 1934. Una. El corresponsal del periódico de aquí, el semanario ‘La Ciudad y los Campos’, escribía sobre cuestiones de Navas de San Antonio, incidiendo sobre los maestros, que sufrían todos los del gremio. Lean:
‘El año ha llegado con buenos auspicios a este pueblo. Dejando aparte la buena cosecha, tenemos que felicitar al señor gobernador porque a través de sus gestiones ha cobrado el maestro de niños los meses de ¡enero, febrero y marzo de 1933! por lo que puede dedicarse más tranquilo a la enseñanza.
Como suposición, creemos que también se pagará a la maestra, si bien aún no se sabe nada. Ella hubo de dejar el colegio y marchar a la casa de sus padres, por no recibir el salario. Por lo que de producirse el pago regresaría de su emigración.
Mientras ella no regrese se hizo cargo del cuidado de las niñas la tía Eustaquia, a quien no ha faltado madre que por un chismicito de su hija se ha atrevido a insultar y ‘bofetear’ en la escuela, hasta ensangrentarla’.
(En Navas de San Antonio a 13 de diciembre de 1934)
La otra ‘cosa’ –cuestión diferenciada de la anterior-, tiene como referente al alcalde de la capital Pascual Guajardo, el cual, a través de un Bando (2) se dirige a la ciudadanía:
‘Hago saber:
Habiéndome posesionado de la alcaldía y con la finalidad de mejorar los servicios municipales, dirijo las siguientes prevenciones:
Las basuras, que ahora se depositan en los portales o en la vía pública, con grave perjuicio para la salud de sus habitantes, quedan prohibidas tan malas prácticas.
Así, a partir de ahora, las basuras se entregarán al paso de las camionetas, cuyos vehículos irán provistos de aparato especial (sirena) que funcionará a su paso. El servicio se prestará entre las ocho y las nueve treinta de la mañana. Entonces, y solo entonces, los vecinos entregarán sus basuras.
(Otra). Se recuerda la prohibición absoluta de que los automóviles y demás vehículos circulen por la población a más de 12 Km/h, pues al hacerlo a mayor velocidad, dada la especial configuración de nuestras calles, es sumamente peligroso para seguridad de las personas.
Espero que la sensatez del vecindario y del celo de los agentes de mi autoridad, cumplan y hagan cumplir las señaladas prevenciones, pues estoy dispuesto, aunque ello me sea muy doloroso, a imponer cuantas sanciones sean precisas para lograrlo’.
En Segovia a 11 de diciembre de 1934.
Chimpun.
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(1) Breve, por lo común de carácter moral.
(2) ’Cosa’ que ‘trabajó’ bien Enrique Tierno Galván, cuando alcalde de Madrid fue.
(3) Decir a alguien de palabra algo para molestar.