Medidas tributarias positivas pero insuficientes

La Orden HFP/405/2023, de 18 de abril, procede a reducir para el período impositivo 2022 los índices de rendimiento neto y la reducción general aplicables en el método de estimación objetiva del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas para las actividades agrícolas y ganaderas afectadas por diversas circunstancias excepcionales.

Esta Orden HFP/405/2023 incrementa hasta el 25%, la reducción aplicable al rendimiento neto de sus actividades económicas por el método de estimación objetiva en el IRPF (la Orden HFP/1335/2021, la había fijado en un 5%), consecuencia del incremento de los costes de producción derivados de la Guerra de Ucrania. Una rebaja fiscal cifrada en 1.800 millones de euros, pero solamente afecta a 800.000 agricultores y ganaderos, un 50% de los subsectores afectados. Es decir, una medida que afecta solamente a los agricultores y ganaderos en el régimen de estimación objetiva en el IRPF, que se suma a la minoración general del rendimiento neto previo del 35% por la adquisición de gasoil agrícola y en un 15% por la compra de fertilizantes. Al mismo tiempo que se mantienen las reducciones fijadas el año pasado: el índice del 0,5 aplicable a las actividades ganaderas que alimenten al ganado con piensos y otros productos adquiridos a terceros, aplicable a ganaderos en intensivo como en extensivo, siempre que representen más del 50% del importe de los productos alimenticios consumidos; y el índice corrector por cultivos en tierras en regadío que utilicen energía eléctrica (0,75).

En segundo lugar, la Orden HFP/405/2023 fija los índices de rendimiento afectados por circunstancias excepcionales: en Segovia para toda la provincia en el cultivo del girasol se fija un índice de 0,16; también para determinadas localidades se fija para los cereales un índice de 0,13 (en otras localidades el 0,09 y del 0,05 en Muñopedro); en cuanto a uva para vino D.O. se fija un índice de 0,22 en Codorniz y 0,16 en Rapariegos.

Una medidas fiscales que afectan a la tributación del ejercicio 2022 y que aportarán una cierta liquidez a los agricultores y ganaderos, pero que no paliarán los efectos de la sequía que a día de hoy suponen unas pérdidas de más de 10.000 millones. Según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), la prolongada sequía en España está provocando “pérdidas irreversibles” a más de 3,5 millones de hectáreas cultivadas, es decir, las cosechas de trigo y cebada “se dan prácticamente por perdidas” en las regiones de Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia, en el sur y centro de España. Esos cultivos también podrían echarse a perder otras tres regiones como Castilla y León, mientras que los ganaderos también están teniendo problemas para alimentar a sus animales. Urge, por tanto, la toma de medidas con las que paliar los efectos de esta sequía, como el abono de las pérdidas reales por siniestro por parte de las entidades de seguro y junto con el anticipo de las indemnizaciones, el otorgamiento de préstamos a tipos de interés moderados y con años de carencia, la rebaja del coste de los combustibles y fertilizantes, y la ampliación de la superficie de regadío, cuando en nuestra Comunidad se dedica el agua para la producción de energía eléctrica, una producción puede sustituirse por la producción de origen fotovoltaico.