Nuestro paisano Alonso nació en Segovia el día 2 de febrero de 1562 y nos dejó en 1623. Para mí, manifestando ya mi admiración por su vida y sus consecuencias, es uno de los primeros poetas y escritores segovianos de todos los tiempos. Y me baso para ello en lo que nos dice Baeza sobre el personaje: “Si los buenos hijos son alegría de sus padres, Segovia debe alegrarse grandemente porque es patria de muchos héroes. Es verdad que había producido un médico tan célebre como el Doctor Laguna, un teólogo tan profundo como Domingo de Soto, un historiador tan exacto como Herrera y un santo tan esclarecido como Alonso Rodríguez; debería producir un poeta tan divino como Ledesma, era el único blasón que faltaba a su escudo”.
Escribió Ledesma, armonizados en tres partes sucesivas, la obra cumbre de aquel tiempo, “Conceptos espirituales” y en ellos, valiéndose de alegorías llenas de ingenio, expresó diferentes puntos doctrinales para el entendimiento de todos y que son tenidas como el comienzo del Conceptismo. Junto con esto le aumentó la gloria su trabajo titulado ”Los juegos de la Nochebuena” donde recoge temas que el uso del pueblo le ofrecía, como refranes y juegos, canciones e historias que, de generación en generación unen las costumbres y los lares. Este libro fue publicado el año 1605, en Barcelona. El mismo año en el que se publicaría en Madrid, en la imprenta de Juan de la Cuesta, la primera parte del Quijote de su amigo Miguel de Cervantes.
Hizo Ledesma, siendo pañero, una poesía elevada e intelectual, y muchos fueron los recursos escolásticos que utilizó y en los que abundan los rasgos de ingenio, las imágenes felices y los contrastes atrevidos y, sobre ellos, sobrevive el talento.
De su importancia fue el genio de Cervantes quien escribió, en su “Viaje al Parnaso”: “Al pie sentado de una hermosa encina vi a Alonso de Ledesma, componiendo una canción angélica y divina”.
“(…) porque al pie sentado de una antigua encina vi a Alonso de Ledesma, componiendo una canción angélica y divina.
Conocíle y a él me fui corriendo con los brazos abiertos, como amigo.
Pero no se movió con el estruendo.
¿No ves, me dijo Apolo, que consigo no está Ledesma ahora?
¿No ves que está fuera de sí
y está conmigo?
Lo firma su amigo: Miguel de Cervantes.
Ledesma vino al mundo en el segoviano barrio de Santa Columba, al pie del Acueducto, en el seno de una familia de pañeros, que le envió a estudiar a Salamanca. Perteneció en diferentes ocasiones al Concejo de la ciudad y, en él, ejerció diferentes responsabilidades. Pero lo que le llenaba era la poesía y, con motivo de la inauguración del Santuario de la Fuencisla, a cuya construcción había dedicado el dinero recaudado por la venta de sus obras, serían las gentes paisanas, conocedoras de su obra poética, quienes le apodaron EL DIVINO.
Nos daremos por satisfechos si Alonso de Ledesma deja de ser un olvidado, aunque solo sea por el tiempo que tú le estás dedicando.