El de las lavanderas en Segovia, tema del que ya escribimos, era un duro trabajo. La gran mayoría, incluso a principios del siglo XX, tenía que acudir a las márgenes del Eresma (algunas a las del Ceguilla y/o Clamores). Sobre el tema recojo lo publicado en ‘El Adelantado’ de octubre de 1906. ‘A consecuencia de la subida de precios del jabón, las lavanderas se han manifestado en contra de continuar lavando la ropa a los bajos precios que les pagan hoteles, restaurantes y particulares, pues no compensa el duro trabajo del lavado y lo que reciben por ello al no conseguir cubrir sus necesidades. El lavado de la ropa sobre la piedra del rio, haga frío o calor, debería servir cuando menos, para cubrir el sustento de los hijos’.
Ellas, que realizaban un trabajo duro, durísimo, no podían seguir trabajando, pese a la necesidad, con las condiciones que lo hacían. Después de una semana en ‘paro’, reconocidas sus reivindicaciones, regresaron al ‘tajo’.
Con proyectos de futuro
Sepan. Habiendo comenzado el año 28 del siglo veinte, siendo arquitecto municipal el Sr. Pagola, este presentó en el Ayuntamiento, a petición de la alcaldía, un proyecto de realización de obras. En él se incluía la pavimentación (pues la que anteriormente se había realizado se dejó inacabada), y reforma de la Plaza Mayor, que para entonces, polvorienta y maloliente, estaba hecha unos zorros. El arquitecto justificaba en su proyecto: ‘construyamos lo que falta empleando ‘pórfido diabásico’. Traducido para entendedera normal, ‘piedra para hacer el adoquín’. Paso definitivo para adecentar el lugar. Las referidas obras en la Plaza fueron aprobadas en sesión de Pleno del Ayuntamiento el 31 de marzo de 1928.
Su trabajo arquitectónico cambió la fisonomía de la ciudad. Sin duda fue un arquitecto municipal con gran sentido de responsabilidad, sensibilidad e innovación en sus proyectos. Al final de este relato dejamos constancia del concreto trabajo realizado por Silvestre Pagola.
Los vencejos se ‘rebelan’
Del vicepresidente de la agrupación de vencejos de Segovia (el presidente se encuentra de vacaciones agosteñas), recibimos comunicación vía espacial, que resumimos, sobre el ‘suelto’ publicado en estas mismas páginas el pasado mes de julio:
‘…No se sustenta en fundamento alguno la velada acusación que se hace a nuestro colectivo sobre la incidencia que los vuelos puedan tener sobre el pavimento de la avenida P. Claret. Nuestro trabajo, recogidas sus normas en un duro reglamento interno, consiste en mantener limpio el espacio de insectos en el lugar que los que mandan nos asignaron. Guardando con ello el equilibrio entre los que pican y los que no…
…Puede, y no lo negamos, que en un determinado vuelo rasante al realizar nuestro trabajo, alguno de los adoquines se mueva. Mas, consideramos que ello es debido a que no estaba bien colocado, no por causa/efecto de nuestro movimiento…
…Por lo expuesto, consideramos que las acusaciones veladas que hace sobre nosotros a la ‘chapuza’ -según lo describe el que lo escribe- de la referida vía, debieran ser dirigidas a otros sectores, que usted debería conocer y que, dicho con todos los respetos, no se atreve a dar nombres (¡¡¡!!!)…’.
¡Toma del frasco! Asombrado por la lucidez del colectivo vencejo, que nunca puse en duda, retiro mi insinuación sobre su posible incidencia en el levantamiento de los referidos adoquines. Y sí, estoy totalmente de acuerdo con su último párrafo. Más aún, tras la sorprendente, para mi, decisión del Tribunal Constitucional sobre los políticos en el caso de los ERE de Andalucía. Prefiero hacer lo del borracho, que cuando se cae echa la culpa al ‘empedrao’.
De iglesias y archivos
Sepan. El archivo de San Miguel y Santa Bárbara tuvo su fundación en 1516, siendo obispo Diego de Ribera. En la referida parroquia se constituyó la cofradía del Gonfalón en 1606. Desde 1811, existe un ‘libro de Concordia’, abierto para regular las relaciones iglesia-cofradía. Los libros de bautismo y matrimonio nacieron al tiempo: 1563, mientras que el de defunciones tiene fecha inicial de 1570.
Lo recogí del Censo-Guía de Archivos de España e Iberoamérica del Ministerio de Cultura.
Árboles para El Espinar
Le petición formulada del Ayuntamiento de El Espinar al de la capital de la provincia se realizó en 1907. Solicitaban 50 plantas de acacia para reponer el arbolado del municipio. El Ayuntamiento de Segovia acordó acceder a la petición. El precio por planta fue de una peseta. ¿Continuarán en pie aquellas acacias?
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Mini biografía
El vasco Silvestre Manuel Pagola Beriben (Bilbao 1892-Segovia 1943), estudió arquitectura y obtuvo la licenciatura en Madrid en 1921. Dos años después obtuvo plaza de arquitecto municipal en Ayuntamiento de Segovia. Hasta 1933 tuvo su domicilio en Madrid con desplazamiento diario al otro lado de la sierra.
El proyecto de urbanización de la ciudad, presentado en 1927 en el Ayuntamiento, comprendía reformas importantes en la vía pública, construcción de mercados, escuelas, lavaderos públicos… Y hasta un plan de abastecimiento de agua. Este último se quedó en nada. Fue polémico de principio a fin, pues primaron los intereses políticos sobre los económicos. Nada nuevo bajo el sol. El mismo que nos ‘sube’ la temperatura.
Los proyectos culminados por Pagola conforman un largo capítulo que excede, en muchas líneas las que admite este espacio. Resumiendo, enumero algunas de ellas:
-Bloque de viviendas en Plaza de la Rubia-Calle Serafín (1935).
-Mercado de los Huertos, 1941. En su portada se ubicó una cerámica de Zuloaga. Esta desapareció, al parecer, cuando se construyó el edificio de Telefónica.
-Reforma y ampliación de la Plaza de Los Espejos.
-Reforma del Café Columba (Plaza del Azoguejo) para restaurante con dos alturas y zona para orquesta y pista de baile de estilo americano.
-Mercado cubierto de Santa Eulalia (Plaza de Somorrostro), 1935.
-Edificio ‘El Giorgo’, ahora en obras, en G. Fernández Jiménez. Año 1941.
-Edificio ‘Pagola’, Muerte y Vida/Plaza de Santa Eulalia. A punto de acabar ahora su restauración.
-‘Clínica Gila’, San Francisco/Pintor Montalvo, 1940-42)
-Vivienda unifamiliar para Nicomedes García y su Fundación, 1938, Obispo Quesada.
-‘Villa Estrella’ (1925) (chalet), ahora derribada (2023) previa licencia municipal…
‘Fue un plan trazado para una ciudad con enormes carencias y falta de recursos’. (Chaves Martín).