
Hacia el año 435 a. C. comenzó una guerra en Grecia conocida como Guerra del Peloponeso, que causó grandes desastres en las ciudades griegas y terminó con la victoria de los regímenes militaristas como el de Esparta y aristocráticos como el de Corinto, y la derrota de Atenas y la pérdida de su democracia.
La guerra comenzó en Epidamno, una pequeña ciudad del golfo Jónico, hoy Durrës, puerto de Albania próximo a su capital, Tirana. Partía desde allí la vía Egnatía que, a través de Iliria pasaba por Salónia y llegaba hasta Constantinopla, hoy Estambul.
Los de Epidamno expulsaron de la ciudad a los aristócratas y estos, en compañía de bárbaros, saquearon la ciudad, y como eran una colonia de la ciudad de Corcira pidieron su ayuda para la reconciliación, pero los de Corcira no atendieron la petición. Consultaron, entonces, qué hacer a Delfos y el oráculo les indicó que se pusieran bajo el amparo de Corinto, metrópoli de Corcira que, a su vez, lo era de Epidamno.
Los corintios estaban enemistados con los de Corcira porque siendo su metrópoli no les respetaban como debieran. Unos y otros buscaron ayuda en otras ciudades amigas y se enfrentaron en una batalla naval, que la ganaron los de Corcira y la derrota escoció especialmente en Corinto que, inmediatamente, comenzó a prepararse para un segundo ataque. Corcira, que no estaba ligada a la Liga del Peloponeso, bien relacionada con Esparta, ni a la Confederación dirigida por Atenas, recurrió a esta en busca de ayuda.
Atenas, tras sopesar los pros y los contra de unirse a Corcira, a Corinto o permanecer neutral, decidió por motivos económicos y políticos sellar un pacto defensivo con Corcira. Ganaba así en poderío naval y comercial frente a Corinto y en poder político porque una nueva ciudad se unía a la democracia frente a la oligarquía corintia y al militarismo de Esparta.
Poco a poco, se fueron complicando las relaciones entre las dos grandes Confederaciones hasta que se declaró una guerra abierta entre Esparta, Corinto y otras ciudades contra la Liga Ático-Délica, dirigida por Atenas, y tras muchas vicisitudes, victorias y derrotas de unos y otros la guerra terminó con la victoria de la Confederación Lacedemonia con Esparta y Corinto a la cabeza, la derrota de los ateniense y la desaparición del régimen democrático de Atenas y sus aliados.
Y una vez más los bloques se enfrentan y una vez más las poblaciones sufriremos las consecuencias
Hoy tenemos una nueva guerra en Europa, y hay situaciones similares más próximas en el tiempo que la Guerra del Peloponeso, como la invasión de Hitler de la cuenca del Sarre, la de Austria, la de los Sudetes y el reparto de Polonia con Stalin, pero lo cierto es que Ucrania, un país eslavo independiente desde 1991, que formó parte de la antigua URSS, con una larga historia de unión con Rusia, también eslava, con un régimen político democrático que mira a Europa occidental y quiere entrar en la OTAN ha sido invadida por Rusia. Y una vez más los bloques se enfrentan y una vez más las poblaciones sufriremos las consecuencias de una guerra, en primer lugar los ucranianos, pero también todos los europeos.
Todos los líderes occidentales han condenado la invasión y se han apresurado a advertir a Rusia de que pagará por lo que ha hecho, y han comenzado a tomar medidas económicas y financieras contra la economía rusa, pero ¿aguantarán las democracias occidentales las consecuencias de la guerra y de las medidas económicas de castigo a Rusia que, sin duda, también afectarán a Occidente? La democracia de Atenas no resistió, esperemos que ahora sí aguante la UE, aunque a los extremistas antidemocráticos los tenemos dentro. Veremos.