La Copa del Rey de fútbol

El entusiasmo siempre gana al desinterés y baja los aires de grandeza de quienes, por estar en la élite, se creen y se sienten superiores a los demás. Así les paso a varios entrenadores y directivos de algunos clubes de Primera y Segunda División, que en sus declaraciones después de terminados los partidos, se pasaron de humildes. Les molestó casi todo, que si la hierba artificial, que si los vestuarios pequeños, que si había público y en su estadio no les dejan estar, etc.

El formato recuperado por la Federación Española de Futbol me parece un acierto, y cada día se entiende mejor los fines que persigue. Ha conseguido aglutinar a todos los clubs de Primera, Segunda, Segunda B y Tercera (los mejores clasificados el año anterior), premiando a estos últimos por su esfuerzo y su buena clasificación final. En principio a partido único en campo del equipo de inferior categoría y pasada las primeras cribas a doble vuelta, hasta llegar a la final.

Por parte de los anfitriones en estas primeras eliminatorias, creo que nadie ha regateado esfuerzo, para que todo estuviera según la normativa, a las pruebas me remito con lo visto en La Albuera, porque esto era un premio al buen trabajo realizado el año anterior.

Lo malo de esta Copa, ha sido el estar acompañados por esta maldita pandemia, que no nos ha traído más que desgracias, y que además en el caso de nuestra Gimnastica Segoviana, ha impedido al club más humilde obtener una buena taquilla, que arreglara la temporada.

Todavía conservo en mi memoria, hace 25 años, en los Pajaritos, el partido que vi entre el Numancia y el Barça. El taquillón que obtuvieron los sorianos les dio alas para llegar adonde llegaron.