José María López López – Mujeres (Campaña contra el Hambre)

Mujeres del primer mundo independientes, seguras, con voz, reclaman y con razón la igualdad de trato y los mismos derechos que los hombres. No siempre es así. Es sorprendente que una sociedad que parece tan sensible a las diferentes violencias y opresiones, no aborde en profundidad la violencia que los varones ejercemos sobre las mujer.

Esta violencia no es algo imaginario, sino una de las que más sufrimiento genera en nuestra sociedad. Los varones que maltratan, violentan o degradan a la mujer son seres reales. Hombres “respetables” que saben elevar su voz para pedir más libertad y respeto a los derechos humanos. Lo más grave es que los datos disponibles indican que las mujeres violentadas por su pareja son el doble que las violadas por extraños. Vejaciones físicas y psicológicas que la mujer ha de sufrir de aquel que se sintió un día llamado a amarla.

Hay que reconocer que, a pesar de todas las proclamas, no hay una reacción radical y eficaz frente a esta violencia vergonzosa contra la mujer. Muchos pueden ser los motivos. Señalo dos que me parecen importantes: Al parecer los varones modelados por una cultura patriarcal y machista siguen pensando que la mujer ha de estar controlada y dominada por el hombre. Por otra parte, los de talante liberal no quieren reconocer que la “revolución sexual”, que ha trivializado el sexo, descuidando el respeto , la mutua acogida y la relación amorosa, está perpetuando el maltrato a la mujer a veces de manera más brutal que antes.

A pesar de todo, en nuestros ambientes caminamos hacia el recogimiento efectivo de la igualdad esencial entre el hombre y la mujer. Celebrémoslo.

¿Y en el tercer mundo?. El próximo viernes día 8 de febrero es el Día del Ayuno Voluntario, promovido por la ONG católica Manos Unidas, que este año celebra su 60 aniversario, fundada para luchar contra el hambre y la pobreza en el mundo: “Las cifras de pobreza son escandalosas: 1300 millones de seres humanos según la ONU. Los principales rostros de la pobreza siguen siendo los mismos: rostros de niños y niñas; de jóvenes desempleados; de indígenas y campesinos expulsados de sus territorios; de trabajadores mal retribuidos; de marginados y hacinados urbanos; de ancianos excluidos de la sociedad del progreso y, sobre todo rostros de mujeres”.

En manos Unidas, nos dice esta organización, creemos que la actual situación de hambre y pobreza en el mundo es la mayor demostración de la falta de reconocimiento de los derechos humanos. Por eso para responder al llamamiento del Papa Francisco en su mensaje a la FAO-2018: “ante este drama, no nos podemos quedar tranquilos por haber hecho frente a las emergencias y a las situaciones desesperadas de los menesterosos. Todos estamos llamados a ir más allá. Podemos y debemos hacerlo mejor con los desvalidos, pasar a la acción, de modo que desaparezca totalmente el flagelo del hambre”. Manos Unidas se propone “junto con las comunidades del Sur, abordar el derecho al desarrollo que constituye el marco necesario para que todos podamos llevar una vida digna. En esta tarea las mujeres ocuparán un lugar destacado. Siendo agentes imprescindibles en el desarrollo humano de las personas más desfavorecidas, las mujeres se constituyen, sin embargo, en los rostros más atropelladlos en su dignidad. Su vida discurre dentro de unas condiciones que bien pueden considerarse como una violación generalizada de sus derechos porque, como bien dice nuestra campaña de este año: “un tercio de las mujeres del siglo XXI no son como te las imaginas: ni independientes, ni seguras, ni con voz”.

Las cifras nos demuestran que la pobreza, la desigualdad y la exclusión se dibujan sobre todo con rostro de mujer y niña. Riostro de mujer tienen también la lucha en sus propios ambientes contra el hambre y la injusticia. Por eso, en la medida que se empodere a las mujeres, de modo que tomen las riendas de sus vidas, estaremos promoviendo un desarrollo humano integral sostenible. A esto nos invita la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas. Seamos sensibles y generosos compartiendo lo que somos y tenemos. Es de justicia.