En 1780 un grupo de personas interesadas en mejorar la vida de los ciudadanos, hacerla más saludable y embellecer la ciudad: la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del País, propició la plantación de árboles en el Paseo Nuevo. Era entonces una zona de expansión de la localidad, y la dotaron de una doble fila de árboles en ambas aceras de forma que, en cierto modo, fuera la prolongación del Paseo de El Salón, un lugar para disfrute de la población. La iniciativa fue posteriormente agradecida por la ciudad poniendo el nombre del presidente de la sociedad y benefactor de la ciudad, D. Ezequiel González, al tramo inicial del Paseo, nombre que se conserva hasta hoy.
La fisonomía del Paseo Nuevo fue cambiando con el tiempo, pero el golpe final al arbolado se atestó en 1979, cuando con una idea desarrollista poco fundamentada se decidió por parte del MOPU (Ministerio de Obras Públicas) transformar ese paseo en una “Vía Rápida”, con aparcamientos en batería y semáforos que ponían en duda la supuesta “rapidez” de tránsito. Esta iniciativa, que incluía la tala de prácticamente todo el arbolado (unos 300 ejemplares, de los cuales 50 eran olmos), fue muy contestada por gran parte de la ciudadanía: se formó una coordinadora que aglutinaba asociaciones del movimiento ecologista y partidos políticos, se recogieron firmas, e incluso se manifestó públicamente en contra de la tala de los árboles centenarios y sanos el Ingeniero Jefe Provincial del ICONA (Instituto para la Conservación de la Naturaleza, la institución oficial de aquella época, dependiente del Ministerio de Agricultura), preocupado por la gravedad de la intervención y desmontando con sus argumentos la conocida excusa esgrimida por el MOPU de que “los árboles estaban enfermos…”
A pesar de la oposición, la tala fue feroz y de estos hermosos árboles solo quedó el recuerdo y uno de muestra, el que se encuentra en la calle Ezequiel González esquina a Teniente Ochoa. Es un hermoso OLMO, (Ulmus campestris), que no solo escapó a la tala sino también a la posterior plaga de Grafiosis Agresiva que acabó con la mayoría de los ejemplares de esta especie en Segovia, su provincia y en gran parte del país.
Precisamente ahora, alrededor de este OLMO está llevando a cabo el Ayuntamiento obras en la vía pública que constituyen un posible peligro para este superviviente. Desde aquí quiero llamar la atención y unirme a la inquietud de asociaciones y particulares sobre la importancia de proteger este ejemplar, insisto aunque el Concejal responsable asegura que esta fuera de peligro, que merecería ser declarado SINGULAR y merecería, al menos, un pequeño cartel informativo, poniendo el mayor cuidado en asegurarse de que estas obras no lo perjudiquen.
Todos los árboles de la ciudad merecen el mejor trato y respeto, que se conozcan bien y se valore la importante función que tienen en nuestras vidas. Ya lo dejó claro en 1780 la Sociedad Económica Segoviana de Amigos del país y en las circunstancias actuales de calentamiento global todavía cobra más sentido su cuidado y protección.