Entrenar desde la sencillez

Tras cincuenta excesivos minutos protocolarios dio comienzo el Foro Internacional del Deporte. Éste formaba parte de una actividad más a añadir para que Segovia aspire a ser nombrada Ciudad Europea del Deporte 2025. Un atractivo e instructivo evento con el que se ha podido tener contacto con algunos deportistas y entrenadores que han tenido éxito a lo largo de sus trayectorias. Entre otras interesantes charlas que se impartieron, me voy a quedar hoy con la de Toni Nadal, por su filosofía del entrenamiento y de la que destaco algunas ideas muy sugerentes.
Con una puesta en escena muy bien preparada, su monólogo desveló algunas de las claves del éxito de Rafa Nadal. Quizás la más destacable hacía referencia a las ganas que demostraba su pupilo tanto en los entrenamientos como en los partidos por querer progresar. Pero esa constancia en el empeño necesita de una preparación física y mental para aguantar una práctica repetitiva que automatice todos los gestos técnicos y tácticos para ponerlos en práctica en los partidos. Sin duda, el gen característico que demostraba lo había heredado, pero también lo había fortalecido con una mayor dureza de su carácter.
También la comunicación entre ambos fue determinante. Desde el respeto, los mensajes estaban cargados de retos para que siempre intentara superarse. El halago no era la costumbre y sí cuestionarse objetivamente lo que estaba sucediendo, sin poner excusas cuando venían mal dadas. Y los planteamientos de los partidos siempre guardaban las tres normas básicas: pegar duro, que la bola fuera donde no estuviera el rival y que entrara en los límites del campo.
Entrenar desde la sencillez no significa sacrificar la calidad, sino más bien enfocarse en lo que realmente importa para lograr resultados efectivos y duraderos. Una lección magistral para aprender y entender mejor los valores del deporte.