El transparente, una obra poco conocida

Es el Transparente una especie de tapiz que se colocaba en el altar mayor de la Capilla del Sagrario de la Catedral de Segovia para cubrirlo en Semana Santa. En algunos escritos aparece denominado como sarga, telón, cortina, etc.

El transparente, una obra poco conocidaLas primeras noticias que tuve de este decorado se remontan a mi niñez cuando mi padre me dijo que había participado en su ejecución. A tal efecto me indicó que el cuadro de la Sagrada Cena, copia de la de Juan de Juanes, que siempre estuvo en el comedor de nuestra casa, fue un boceto para el mismo realizado por él.

Según la Doctora Mª Jesús Quesada, en su libro “DANIEL ZULOAGA” Diputación Provincial de Segovia 1985,“El boceto lleva la firma de Daniel (Zuloaga) y la fecha (Segovia 1898). Por lo que había que pensar que debió serle encargado cuando realizaba la obra del altar del Cristo. De cualquier modo la idea no cuajó hasta 1907, y esto gracias a la intersección de sus amigos ante el obispo.”

Debo agradecer al archivero D. Bonifacio Bartolomé Herrero, las facilidades dadas, en su momento, para obtener datos de la documentación guardada en el Archivo de la Catedral de Segovia.

El momento era la redacción de mi libro GREGORIO ARNANZ RODRÍGUEZ, ceramista que se publicó en formato CD en 2010. Dedico en él un capítulo a este tema del que extracto lo más esencial para dar forma a este improvisado artículo que espero sea de interés para los lectores.

En uno de los documentos consultados se nos dice que “Daniel Zuloaga se compromete a entregar terminado, en primer lugar, el telón tapiz pintado por su mano, según proyecto presentado, antes de la Semana Santa del año 1908, salvo fuerza mayor, y al mismo tiempo obligará a los artistas que colaboren con él en el conjunto de la obra ejecuten dichos trabajos con perfección y esmero, con el fin común de realizar una obra digna de la catedral…”

El presupuesto de esta obra que nacía con vocación de permanencia, se elevaba a la importante cantidad de 16.950 pesetas. Incluía también la carpintería para el Monumento y ciertos adornos.

EL ADELANTADO DE SEGOVIA de fecha 8 de abril de 1908 publicó el suelto siguiente: “LA SEMANA SANTA EN SEGOVIA, el nuevo monumento de la Catedral.-Se está procediendo a su colocación, pudiendo desde luego asegurarse que el público admirará con verdadero encanto esta obra de arte. La cortina ha sido pintada, como ya saben nuestros lectores, por el genial artista don Daniel Zuloaga. Sus dimensiones son extraordinarias: tiene de altura 22 metros y 10,60 de ancho, y en total son 200 metros cuadrados”.

De la precisa descripción que incluí en el citado libro de la Doctora Quesada sobre el tema del transparente, hago a mi vez un resumen, dado el menor espacio del que dispongo ahora. Y debo comenzar por la diferencia que ésta observa entre el primer boceto de 1898 y el de la obra definitiva.

“En esencia el esquema compositivo será el mismo, un coronamiento en medio punto, de amplísimo radio, que vendría a cubrir el medio punto real sobre el que se cobija el retablo de la capilla. Ese medio punto, independientemente del resto de la composición, abre en su tímpano una gran escena sobre la que destaca entre nubes la figura del Padre Eterno. Al fondo las ruinas de un templo griego y un templo egipcio vienen a evocar el tiempo del paganismo, oculto entre las sombras de unas nubes grises, mientras que la figura del Padre se recorta sobre un brillante resplandor…”

“Las escenas laterales representan una Sagrada Cena y una transfiguración, con hondas reminiscencias de Juan de Juanes y de Rafael, respectivamente. El boceto de 1898 mostraba una Resurrección con el Cristo Triunfante sobre el sepulcro y un Santo Entierro.”

“La perfección y la limpieza del dibujo y la viveza de los colores es lo más sorprendente de todo el conjunto que desprende una alegría impropia incluso del cometido de la obra”.

Es una lástima que un trabajo tan importante haya tenido una vida efímera. Ahora permanece, supongo, guardado en los almacenes catedralicios. Cuando escribía el libro citado tuve ocasión de verlo de una manera fortuita. Quise aprovechar la ocasión para hacer unas fotografías y convine en que se me avisara con tiempo para poder, a mi vez, servirme de un buen fotógrafo con los medios adecuados.

Pero ignoro por qué circunstancias se me avisó para ya mismo. Lo cierto fue que parte, no todo, de este gran tapiz pintado se hallaba extendido por el suelo del trascoro. Era evidente que estorbaba para el paso. E hice lo que pude. Unas pobres fotos de las que aquí doy una muestra.

El transparente, una obra poco conocidaMi recordado amigo Mariano Gómez de Caso (que casualmente escribió el prólogo del libro citado) tuvo interés en que este tapiz estuviera a la vista. Anduvo tomando medidas por las distintas naves de la Catedral segoviana con la idea de colgarlo. Pero se dio cuenta de que era imposible y desistió de la idea.

No tengo constancia de los motivos por los que este tapiz se dejó de colocar durante la Semana Santa. Debió de colgarse tan solo durante el primer tercio del siglo XX. Y no deja de causar tristeza que una obra de tal categoría y que costó tanto dinero, no tuviera un recorrido mayor que el de estar guardada en un almacén.

Quede, pues, el recuerdo para esta obra no ya poco conocida en la actualidad, sino también olvidada. Una obra que en su momento contó con la general admiración de los segovianos. Y ni que, decir tiene, cuenta con una especial significación para el que estas líneas escribe.
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(*) Académico Honorario de San Quirce.