El momento de seguir creciendo

Concluida prácticamente la temporada 22-23, con los deliciosos ecos (a medias, porque la Gimnástica mereció bastante más) de los últimos fines de semana aún resonando y con la satisfacción del trabajo bien hecho por alcanzar los exigentes (porque siempre suelen serlo) resultados marcados al inicio de la temporada en muchos frentes como el balonmano, tenis de mesa, baloncesto “y, por supuesto, fútbol” (como decía el mítico anuncio de televisión del diario Marca), es momento de mirar adelante para que este buen balance encuentre continuidad de inmediato (o sea, en la temporada 23-24) y avanzar un peldaño más en el siguiente curso.
Es real como la vida misma que tanto en la ciudad como en la provincia, no contamos con infraestructuras e instalaciones de gran nivel, ni mucho menos, en algunos casos; tampoco lo es que exista un apoyo robusto y consolidado al deporte por parte del tejido empresarial de la provincia (que no digo que sea un problema concreto y exclusivo de los empresarios, ojo) y también es verdad que a los segovianos nos cuesta mucho formar masa social en torno a cualquier proyecto que no esté maduro y ofrezca resultados.
Todos estos factores representan barreras y, por tanto, retos, que afrontar en los clubes de competición de nuestro entorno, pero ahora que parece que nuestros equipos son más competitivos y que, tras el gran trabajo de Marian Rueda durante estos últimos años, llega aire fresco al Ayuntamiento y el color político de las distintas administraciones públicas coincide en todos nuestros territorios, parece el momento adecuado para dar un fuerte (insisto: fuerte) impulso a la industria del deporte en nuestra provincia.
Perdimos al mejor club del mundo de futbol sala y no es cuestión de ignorar las oportunidades que puedan presentarse, ni dejar escapar los logros que se están consiguiendo. Al fin y al cabo, el deporte, como industria, tiene la obligación de dar beneficios cada año.