
Esta manía que tienen los ciudadanos de querer ser libres, tener opiniones propias, formarse una opinión, hacerla evolucionar o cambiar, o incluso reservarse su verdadera opinión hasta el último momento va a llevar al cierre de las empresas de sondeos de opinión. Con la cantidad de sectores que están afectados, también este segmento, como no afine un poco, va a pasar lo suyo.
Y es que lo visto en Estados Unidos, otra vez, ha dejado claro que las encuestas no funcionan bien. Estaba cantada la victoria de Joe Biden, vamos que iba a arrasar, hasta que en el recuento empezaron los nervios y ha sido una diferencia de muy pocos cientos o miles de votos en ciertos estados (y hablamos de unos 150 Millones de votos en el país) los que harán a Joe Biden (78 años) presidente. Por cierto, en caso de reelección, si cuenta con la confianza de los ciudadanos dentro de cuatro años echen cuentas de en que edad se pone el caballero. Pero la evidencia ha sido que para vencer a Trump ha tenido que ser el presidente más votado en la historia de Estados Unidos y Trump, por número de votos, sería el segundo más votado, es decir por delante del Sr Obama cuando ganó la primera vez en aquella histórica elección por todo lo que suponía. No era por tanto el Sr Trump un tipo tan menospreciado por todo el país como se nos comunica en Europa. Aproximadamente 74 millones de personas parece que le votaron. Sus razones tendrían.
No era por tanto el Sr Trump un tipo tan menospreciado por todo el país como se nos comunica en Europa
Lo mismo ocurrió con las elecciones en las que se enfrentaron Hillary Clinton y Donald Trump. Nadie daba un duro (o un dólar) por el candidato al que se consideraba fanfarrón y machista y que lanzaba mensajes muy básicos y ultra proteccionistas. Y ya saben lo que pasó. Quede claro que las consideraciones que se hacen sobre el Sr Trump él mismo se encarga de que queden reafirmadas.
También ha habido disgustos inesperados, más cerca, en el Reino Unido con el voto (que iba ser favorable a permanecer, según todas las encuestas) preguntado a los ciudadanos por la conveniencia de seguir o no en la Unión Europea. El mundo rural así como otros grupos dispersos que, o bien no fueron consultados o directamente estos al ser consultados no dijeron lo que realmente pasaba por su cabeza, se encargaron de dar la vuelta a los sondeos y meter a la Unión Europea (toda ella) en la mayor crisis desde su constitución y aún hoy con incierto final.
Aquí, en España sorpresas tipo Vox (hacia arriba) y Podemos (hacia abajo) también dejan claro que el personal hace con su voto lo que le brota.
Y del mismo modo que los sondeos fallan no está muy claro el grado de acierto de las campañas políticas. Los ciudadanos sabemos lo que queremos por mucho que nos cuenten, y al final si me engañas cambio mi voto o si no me fío pues lo mismo, y de esa forma va habiendo una alternancia de partidos; y si la cosa falla estrepitosamente es cuando aparecen partidos en los extremos que prometen una depuración del sistema.
Por lo tanto, ojo con los ciudadanos que en lugar de estar, como intentan que estemos los de los sondeos, metidos en cajas estancas donde todos pensamos igual y hacemos lo mismo, parece que en las pequeñas parcelas de libertad que nos quedan pensamos lo que nos da la gana y así lo expresamos. Y hay millones de ciudadanos que no gritan, no escriben tuits, simplemente están a sus afanes y cuando llega el momento tienen sus opiniones, las suyas. En el caso de Estados unidos es muy claro que las dos costas y las grandes ciudades del país son bastante predecibles pero todo lo de dentro, la América profunda, a donde no deben llegar los encuestadores o no les abren la puerta sigue siendo tierra indómita.
La opinión es algo que se va formando con posterioridad y se va asentando. Pues así con más cosas
Al respecto me aliviaba la lectura de un artículo reciente de Juan José Millás en el que reconocía que en ocasiones cuando iba al cine y le preguntaban a la salida si la película le había gustado o no, no era capaz de tener opinión en ese momento. No sabía. La opinión es algo que se va formando con posterioridad y se va asentando. Pues así con más cosas. Creo en esa forma de pensar y creo que cada día lo hace más gente. Estamos tan expuestos a mensajes que no puedes tener opinión de forma inmediata. Es más estoy tan alineado con esa forma de pensar que el que escribe se ha convertido en un tipo receloso de tener opiniones, sobre todo rotundas, así de primeras.
Modestamente, recomendaría a políticos de todo el mundo una lectura pausada de El Disputado Voto del Sr. Cayo de Don Miguel Delibes. Llegan los políticos a la remota aldea con su verdad, que para ellos es La Verdad. Al final se concluye que son ellos los que están como un burro en un garaje. Hay que reconocer que hay otros ritmos, otras formas de vivir, otras formas de entender la vida y los sentimientos. Se disputan los votos nuestros políticos, creen que nos conocen y que saben lo que pensamos y cómo vamos a actuar. Pues tomen nota, porque en el futuro “cosas veredes amigo Sancho”.