Editorial – Segovia y el futuro

No tiene el presidente Mañueco la capacidad de otros políticos que no se inmutan cuando prometen cosas de las que después se olvidan no más pasa un tiempo, que suele coincidir generalmente con la cercanía de unas elecciones. En la entrevista que ha dado a este periódico solo se ha comprometido en lo que considera que puede llevar a buen puerto en el espacio temporal que ocupe el sillón de la presidencia: la segunda infraestructura sanitaria, el centro de atención primaria Segovia 4 y el apoyo a la instalación en nuestra ciudad del deseado grado de enfermería. Bien está en este asunto que reconozca la doble vertiente que posee esta disciplina: no solo la formativa sino también la de reactivación económica. Todavía quedan por definir, sin embargo, la resolución de otros proyectos que, aunque de menor cuantía, afectan a la capital segoviana y de los que Clara Luquero tendrá ocasión de hablar en la próxima entrevista: los plazos de finalización del Instituto de San Lorenzo, el asfaltado de la carretera de Villacastín (y con ello el problema de cesión de las vías de titularidad regional que pasan por la capital, por ejemplo, la Cuesta de los Hoyos), que ahora se presenta como de especial relevancia para la ciudad después del proyecto sobre el Valle de la Tejadilla presentado la semana pasada –y que constituye uno de los ejes a medio plazo de la política municipal del equipo de gobierno socialista- o el módulo cubierto de atletismo, que cada vez más está adquiriendo la categoría de proyecto eterno.

Hace bien el presidente en hacerse eco de las demandas de la sociedad civil y política segoviana, por más prudencia y sensatez –algo muy recomendable sin duda en un gestor- que proyecte su discurso. La pandemia ha vuelto a resucitar algunos ánimos en una provincia que recuerdan la poca sintonía que hace años se vivió con el proyecto castellano y leonés. Hay que recordar que Segovia fue la única provincia que se unió a una iniciativa autonómica por una ley orgánica, lo que es de por sí síntoma de cómo bajaban por entonces las aguas en esta provincia. Las circunstancias ya no son las mismas; mucho se ha cambiado desde entonces. Pero todavía queda mucho por hacer.