Con y sin vacaciones en paz

Como cada año, y van ya 33 desde el inicio de la campaña Vacaciones en Paz, acaban de llegar 11 menores saharauis que serán acogidos por familias segovianas en diferentes localidades de la provincia.

Las gestiones llevadas a cabo por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui han llegado a buen puerto, a pesar de que las tensiones de los últimos meses entre Marruecos, España y el Frente Polisario hacían difícil un final feliz.

Este programa nació incompleto desde sus inicios porque quienes tenían posibilidad de escapar un par de meses de los ardores y la precariedad de la vida en el desierto, eran niñas y niños de familias refugiadas en los campamentos de Tindouf, que hoy disfrutan con Vacaciones en Paz. Sus familias fueron expulsadas de su tierra en 1976 por Marruecos, a sangre y fuego, cuando España, la potencia colonial, les había abandonado a su suerte negándoles el derecho a la autodeterminación y a convertirse en país independiente, como todos los pueblos africanos que sufrieron la colonización europea.

La Argelia internacionalista de Boumedian cedió a los huidos de la ocupación marroquí una zona cercana a la localidad argelina de Tindouf para que plantaran sus tiendas de campaña como algo provisional, hasta que recuperaran su país.

Pero no todos los saharauis huyeron del territorio abordando un periplo de 1.000 kilómetros a pie para atravesar la frontera con Argelia. Muchas familias se quedaron en el Sáhara Occidental ocupado pensando, quizás, que la presencia militar marroquí no iba a ser eterna.

Esta fractura en dos entre los saharauis del interior y los de Tindouf ha condicionado, con seguridad, el devenir de este pueblo. La salvaje e ilegal ocupación del Sáhara Occidental emprendida por Hassan II y mantenida por su hijo (hoy bendecida por Sánchez) ha convertido esta zona en algo peor que una cárcel. Son, pues, estos menores de El Aiún, Dajla, Smara… quienes, sometidos a una continua violación de sus derechos, no han podido disfrutar de estas estancias de acogida por parte de las distintas asociaciones europeas de ayuda al pueblo saharaui. Estas niñas y niños se quedan sin Vacaciones en Paz.

No ponemos en duda el beneficio de estas estancias. Ahora bien, la prolongación de un conflicto sin resolver como es el saharaui, con solución fácil si hubiera voluntad por parte de España y los organismos internacionales, acaba convirtiendo la acogida de niños, solamente, en una cuestión humanitaria. En estos primeros días de julio, año tras año, vemos cómo los medios de comunicación nos dan cuenta del comienzo de las Vacaciones en Paz, de las recepciones oficiales a los menores saharauis, de las ofertas para que usen gratuitamente las instalaciones municipales de ocio, del esfuerzo de las asociaciones y las familias de acogida para que vuelvan con las revisiones médicas oportunas, bien alimentados, con ropa nueva… Nada que objetar, faltaría más. Sin embargo, hemos de esforzarnos para que este despliegue no enmascare lo realmente importante, la resolución de un problema político a través de la vía diplomática y no oculte la responsabilidad de quienes tienen la obligación de resolverlo.

El Sáhara Occidental es, incomprensiblemente, el único país africano calificado como Territorio No Autónomo paradójicamente sometido a un país ocupante, Marruecos, que hasta los años 60 del siglo XX fue ocupado por España y Francia.

Resulta cansino repetirlo, pero España sigue siendo la potencia administradora hasta que el Sáhara deje de ser Territorio No Autónomo. España es la culpable de que se siga manteniendo una guerra en el Sáhara tras violar Marruecos el alto el fuego pactado en 1991; de que dos centenares de miles de saharauis tengan que permanecer en el exilio; de que los saharauis del Sáhara ocupado no tengan derecho alguno.

A raíz del conflicto ucraniano en el que España se ha implicado con todos sus arsenales: humanitarios, sociales, diplomáticos, armamentísticos, se han destapado las vergüenzas del gobierno cuando, en una reciente entrevista televisada, el Presidente Pedro Sánchez afirmó con rotundidad que su apoyo a la causa del país atacado por Putin se fundamentaba en que se estaban violando los derechos humanos por parte de Rusia y en que las fronteras de los países son inviolables.

¿Y en el Sáhara Occidental no ocurre lo mismo? Hay que tener la cara de cemento armado.

¡Ah! ¿Y la oposición que tampoco resolvió nada cuando estuvo en el gobierno? Pues… haciendo el don Tancredo.


(*) Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Segovia.