César Arcones -Supercopa 2009

Sábado 3 de Enero de 2009. Peques llevando de la mano a sus padres y acelerando el paso para coger sitio en la grada, protagonistas con sus familiares y amigos apurando un café en el bar de enfrente mientras los aficionados no paran de comentarte y animarte sin presión alguna… «hoy hay que ganar sí o sí» hasta que abres la puerta de acceso al pabellón y comienza el ritual prepartido.

En ese trayecto de apenas unos metros has repartido y compartido miradas y sonrisas, procurando comprobar que todo esté en orden. La ‘Bendita Lokura’ equipados con sus colores rojo y blanco en el acceso a la puerta principal afinando sus bombos. En los aledaños del pabellón ‘La Crew’ entona cantos y prepara uno de sus inolvidables y espectaculares tifos que cubrirán la curva mágica del Pedro Delgado.

Van llegando los jugadores. Hemos convertido la enfermería en una sala de vídeo, o quizá mejor un laboratorio de investigaciones científicas donde en cada corte sabemos qué hace el contrario y lo más importante, lo que debemos intentar hacer nosotros: La paralela de Álvaro, la diagonal atrás para la entrada de Kike en el 5×4, Juanjo, Wilde, Vinicius…casi nada.

El druida Isaías, superviviente y triunfador en mil batallas, opta por realizar el calentamiento dinámico en el hall de la parte trasera buscando tranquilidad y concentración mientras cada jugador visualiza su partido. Salimos a la cancha cual estampida de búfalos. La ovación que se escucha es atronadora. La Catedral está de gala y no deja de latir.

Comienza el partido y en dos sopapos El Pozo nos devuelve a la realidad. Tiempo muerto magistral del Sensei: “Tranquilidad, la diferencia está únicamente en la finalización. Cidao, busca salida con corte para no arriesgar en elaboración y que retrasen su defensa…” En los últimos segundos del primer período Andreu ejecuta un córner a la larga y Nano volea con el alma a la escuadra en uno de los mejores goles que se han visto sobre el parquet del Pedro Delgado.

La segunda parte son solo recuerdos que aceleran la llegada el éxtasis. Lin doctorándose en la élite, Cidao y defensa espartana de todo el equipo ante el 5×4 más temible de la liga, Tobe anotando el último gol mientras convertía su camiseta en bandera…y entre tanta celebración Diego Giustozzi, el capitán, exhausto, roto y apenas pudiendo articular palabra me decía: “Uff, César, que mañana me toca marcar a Betao…” .