Quienes nacimos en Carbonero el Mayor, y sin embargo no vivimos de forma continua, hemos disfrutado en este pueblo, año tras año, de las vacaciones de agosto y los puentes largos.
Leyendo la web del Ayuntamiento me llamaron la atención muchas cosas, las actividades que de continuo se organizan y algo inédito que, confieso mi ignorancia, desconocía, aquí nació el diputado Esteban López a quien se le ha dedicado una calle que ahora sí he descubierto, entre las viejas escuelas y el bar de Abilio.
A Esteban López., le conocieron en una etapa de su vida como “el guerrillero del Bustar”, lo cual me picó aun más la curiosidad, sobre todo porque, como siempre sucede, se saben más la historia, los ajenos que los propios, pero en todo caso, no solo sentí una curiosa inquietud por ese hecho, sino que empecé a profundizar en el personaje.
Esteban López era hijo del Secretario, “escribano”, lo que me ha hecho acercarme más aún al mismo, pues tambien yo soy hijo de Secretario de Ayuntamiento, aunque mi padre, nacido en Carbonero, procedían sus padres de los vecinos Fuentepelayo y Aldeareal pero establecidos en Carbonero, emprendiendo el negocio de “ultramarinos”, horno de asar y celebración de bodas.
Mi abuelo, Félix Gonzalo, tenía pluriempleo pues repartía el abono que le llegaba en el tren, ”Nitrato de Chile”, recogido en la estación de Yangüas, con ese cartel, color amarillo de fondo y una silueta de indiano con sombrero a caballo, y que de bien pequeño se me gravó al acompañar en una vieja “tartana” de mi abuelo, que muchos recuerdan.
Esteban Pastor , orgullo de Carbonero, fue militar, economista y político de ideología liberal allá por el final del siglo XVIII y XIX. Estudió derecho en Valladolid y vivió la invasión de Napoleón contra cuyas tropas combatió, primero en el ejército nacional, como militar profesional y después se “echó al monte”, o sea, a la guerrilla junto con “El Empecinado”, “El Cura Merino”, “El Mariscuela” de Abades etc hasta que entre todos, devolvieron a los franceses al lugar de donde nunca debieron salir.
Este prohombre tuvo que exiliarse en Inglaterra y volver y ver al resurgimiento de la “Pepa”, la Constitución de 1812, modelo de democracia para la época. Preocupado por la economía, escribió varios libros sobre agricultura, la nueva economía política y las contribuciones por la tierra, abogando por un justo reparto de la riqueza, fundamentalmente agrícola y ganadera .
Tuvo la suerte de vivir en el siglo de oro de los inventos: la máquina de vapor, la lámpara incandescente, la luz, la máquina de escribir etc., instrumentos todos ellos para que, Esteban López, promocionara, desde su escaño de diputado por Segovia en varias legislaturas, una época de crecimiento económico de la provincia.
Y es que Carbonero, que sin duda se gestó desde las repoblaciones de Alfonso VI y su yerno Raimundo de Borgoña, casado con la hija de aquel “la indómita Urraca”, llegó a gozar de auge y crecimiento en población hasta sobrevivir de la tierra, implantándose el amillaramiento, una contribución sobre la tierra mejorada por “el Guerrillero del Bustar” y luego la economía del carbón de encina que dio nombre a mi pueblo, una forma más de explotación de los frutos de la tierra.
El personaje me ha servido de excusa y resucitar así la idea de la importancia de Carbonero y sus gentes abiertas a acoger siempre al forastero, a sentirse orgullosas, hasta ponerlo como de broma comento a mis amigos el eje Carbonero-París-Londres.
El personaje Esteban López viajó por Europa y dio mucho que hablar en sus cargos militares y políticos, promovía en sus libros, la asociación de labradores y propietarios para la reforma agraria, que se iniciaría de alguna forma, con la desamortización de Godoy, valido del rey y amante de su esposa, en las épocas del sexenio absolutista y el trienio liberal.
El reconocimiento de una calle, en la que tal vez nunca antes me fijé, viene a corroborar que hasta Carbonero han llegado o nacido políticos, emprendedores y prohombres como aquel, que han lucido , tal vez más fuera que en el pueblo.
En definitiva todo ello hace que, aunque lejos , nunca olvidemos el orgullo de pertenecer a este pueblo, y volvemos con hijos y nietos para disfrutar del descanso, y sus gentes, donde sobre todo en verano puedes gozar de instalaciones deportivas modélicas, tertulias, paseos, lugares con encanto como la ermita del Bustar y la Iglesia de San Juan Bautista, que a quienes nos visitan, enseñamos, como si aquí viviéramos.
La sobrevivencia aquí se mantiene tambien por las largas tradiciones de Comunidad de Villa y Tierra o los Sexmos, división medieval de seis demarcaciones, hoy en desuso, pero mantenido como cultura para no olvidar y que a veces se resucita y da nombre a un establecimiento, como hizo mi primo Pedro, otro emprendedor de Carbonero, como mi sobrino Javier gran empresario de informática, redes etc..
A ellos y a todos los de Carbonero, rindo homenaje.