Cambio real

Escribo este artículo desde tierras andaluzas donde he venido a apoyar como uno más la candidatura de Macarena Olona. Así lo hice también en la provincia de Segovia apoyando la candidatura de mi compañera Susana Suárez, y del candidato a la presidencia, hoy vicepresidente, Juan García-Gallardo. Lo hago desde el agradecimiento, la ilusión, pero, sobre todo, desde la gran responsabilidad que supone que Vox obtenga un excelente resultado, porque se lo debemos a todos los que nos votan, y también a los que no.

Esta gran responsabilidad, y el motivo por el que escribo el presente artículo, surgía hablando con mi compañero y portavoz del Congreso Iván Espinosa de los Monteros, al comentarle la cara de felicidad, agradecimiento e ilusión con que la gente se acercaba a saludar y charlar con él, a lo que este me comentaba, que efectivamente así lo sentía él también, pero que por eso mismo tenemos una gran responsabilidad y no podemos defraudar.

Precisamente esta es la característica que nos define, y por eso hemos llegado a la política, para cambiar las cosas y el rumbo de un país a la deriva, aquejado de un bipartidismo que ha incumplido sus promesas y ha decepcionado a millones de españoles.

Antes del cierre de la campaña Feijóo manifiesta que facilitará al PSOE gobernar otras CCAA si ellos se abstienen en Andalucía para no tener que gobernar con Vox. Es decir, el PP confía en un cordón de la izquierda contra Vox para no tener que negociar nada con nosotros.

Se trata de unas declaraciones propias de quienes temen que acciones como las tomadas en Castilla y León puedan repetirse, esto es, la reducción de subvenciones en un 50% a sindicatos y patronales, o la reducción del 20% de la estructura de altos cargos de sus órganos de Gobierno en CyL. Vox defiende el bienestar de los españoles frente al bienestar de los políticos y sus chiringuitos. Esto es el cambio real, mucho más que un eslogan.

Por eso cuando un trabajador, un empresario, un autónomo, un comerciante o un transportista se nos acerca nos dice que le escuchemos y que no les decepcionemos. Como políticos y representantes del pueblo estamos obligados a ello y debemos poner todo nuestro empeño en no defraudarles. Esa es nuestra gran responsabilidad, nuestro objetivo y nuestro compromiso con millones de españoles.

Hemos llegado a la política para impulsar cambios profundos que alivien la insoportable carga que padecen los españoles con el estado del bienestar de los políticos. En ningún lugar está escrito que estemos condenados a un bipartidismo que solo mira por sus intereses, que ha dañado la prosperidad, los empleos, la calidad educativa y el porvenir de millones de españoles. Nuestra llegada a la Junta de Andalucía, como ya se aprecia en Castilla y León, supondrá un cambio real. Por eso nos temen.