Aunque «es» de la Iglesia…

No es necesario ser creyente o afín a una determinada doctrina religiosa para reconocer méritos, trabajos y esfuerzos que algunas de ellas dedican de cara a las necesidades, cada día mayores, que sufren las familias en el mundo. Y digo en el mundo porque por numerosos países funcionan, entre ellas, unas cinco mil Cáritas parroquiales, incorporadas a Cáritas Internacional a través de las diocesanas, obra asistencial que viene ayudando directamente, y de muchas formas, a 24 millones de seres humanos residentes en doscientos países.

‘Casualmente’, Cáritas es obra de la Iglesia Católica, dentro de cuya universal tarea funciona pensando estrictamente en las necesidades de todo tipo que padecen millones de familias. Asistencia que puede facilitarse gracias a los fondos de la organización que proceden mayormente de donaciones privadas, aportaciones públicas y asimismo las jornadas especiales de ayuda a su obra que las diferentes Cáritas suelen organizar a lo largo del año.

Recuerdo los primeros tiempos de la Cáritas Diocesana en nuestra provincia, allá por las décadas del los años 1950 y 1960, que se movía entonces con no muchos medios económicos, pero siempre gracias a la generosidad de numerosas personas que no dudaron en apoyar con todo interés a esta obra, no faltando nunca las generosas colaboraciones personales que también contribuyeron a su mantenimiento y al público reconocimiento de su trabajo asistencial.

Apoyó sensiblemente la consolidación de la obra en sus comienzos la que fue conocida como Ayuda Social Americana, que en nuestra Diócesis se recibía, y que consistía principalmente en grandes cantidades de leche en polvo, que se almacenaban en una capilla aneja a la parroquia de San Esteban, dado que entonces la sede de Cáritas Diocesana estaba ubicada en el inmediato Palacio Episcopal. Y se incrementada la ayuda con la llegada, asimismo y con bastante frecuencia, de grandes fardos de ropa usada, pero muy bien conservada, que también procedía de Norteamérica.

Estos productos se repartieron inicialmente a través de los conventos religiosos, adonde acudían los beneficiarios, como asimismo al ‘ropero’ instalado en la antes mencionada capilla, ropero que hoy funciona por sus propios medios a través de una Tienda Solidaria donde se procede a la selección y adecentamiento de la ropa usada y válida que en la ciudad, y varias localidades de la provincia, se acepta en los contenedores colocados al efecto.

Desde el inicio del funcionamiento de Cáritas en Segovia, a lo largo de bastantes años, la tarea diaria de asistencia se ejercía de diversas formas, incluso insertando periódicamente en este diario una ‘Hoja de Caridad‘, en la que se solicitaba entrega de enseres de todo tipo para familias necesitadas de ellos; también se organizaban dos ‘días nacionales’ al año, el ‘Día del Amor Fraterno’, que se celebraba el Jueves Santo, en el que se pregonaba esencialmente la comunicación cristiana de bienes a través del amor a los demás, y el ‘Día de Caridad’, que se estableció en la fiesta del Corpus Christi, jornada en la que las diferentes parroquias de la capital y provincia instalaban mesas petitorias en las calles, tradición que continúa aunque en otras fechas, que atienden señoras y jóvenes, que a su vez se encargan de solicitar a los ciudadanos su aportación generosa.

En aquellas fechas, los templos y otros espacios públicos recibían la colocación de carteles anunciando las respectivas celebraciones, y asimismo se repartían miles de folletos explicativos. Era entonces normal, en las vísperas de las dos jornadas, ver a los diferentes párrocos de la diócesis salir de la sede de Cáritas —otros las recibían en sus propias parroquias— con docenas de carteles bajo el brazo, folletos y libros explicativos del contenido asistencial que ofrecía Cáritas.

Hoy, al ritmo de los tiempos, todo ha ido cambiando, y los métodos y costumbres también, pero en el fondo persiste la gran labor asistencial que realiza la Iglesia Católica en todo el mundo a través de Cáritas. Aunque, naturalmente, y con todo respeto, no todos estén de acuerdo, por cuestiones de pensamiento, en su tarea. Pero ahí está, y los millones de beneficiados con estas ayudas son testigos ante la Humanidad.