Anuncio y velódromo

¡Ay Segovia, qué bonita eres y como te afean! Este pensamiento lo tengo todos los días cuando subo la persiana de mi ventana. Así desde hace unos veinticinco años. Justo enfrente a mi domicilio, permanece inmutable al paso de tanto tiempo un enorme anuncio publicitario, que señala y dibuja la venta de “315 viviendas de lujo y locales comerciales”, con la denominación “Altos de San Millán”. Hace unos veinticinco años que la visión de tal adefesio me indigna por comprobar la desidia e inacción de las personas que, presuntamente responsables, continúan mirando a otro lado sin importarles absolutamente nada este asunto; pero, esa inactividad, que pasa por retirar el cartelón, ya que no sirve para nada, tiene además una corresponsabilidad que es la del Consistorio de la ciudad de Segovia. No puedo comprender que, aunque la propiedad del solar donde se ubica el cartelón sea privada, no se pueda constreñir a que se retire ese “muerto” por una justificación tan soberana como lo es el interés general.

“Segovia, limpia y guapa”. Así se lee en el rótulo que ha estado en los vehículos de limpieza. Esta inscripción se queda un poco coja ante hechos como el que describo. Segovia es guapa, pero podría estar aún más bella si se limasen muchas deficiencias que están a la vista de todos: segovianos y visitantes. El cartelón del Paseo de Ezequiel González, ha pasado a ser desde hace unos veinticinco años una clara ¿publicidad engañosa? Pudiera ser; porque, si la ciudadanía que lo ve y lee, considera lo anunciado como razonablemente creíble, el paso de los años lo configura como erróneo. Los segovianos estamos acostumbrados a soportar esta mentira que se publicita en letra Broadway cursiva, tamaño 1500 y color negro; pero, hace días, me paró un turista madrileño preguntándome dónde estaba la inmobiliaria que se dice en el cartelón, pues le podría interesar comprar una de esas “viviendas de lujo”. Claro, un servidor, ante tal petición, se sonrojó al explicarle que ya no existía ese punto de información, ni la oferta, ni los presuntos tramitadores de la supuesta venta, ni nada de nada desde hace un montón de años. El sorprendido señor me contestó con la pregunta más lógica y aplastante: ¿y por qué continúa esa pancarta en este lugar? Bajé la cabeza y, avergonzado, le dije: eso mismo nos preguntamos muchos ciudadanos de esta guapa Segovia.

Y ahora vamos, precisamente, con el terreno donde se ubica el cartelón, llamado popularmente “velódromo”, de propiedad particular como he señalado anteriormente. El 13 de mayo de 2018 publiqué en El Adelantado de Segovia el artículo “Bienvenidos a la desidia en el turismo de la ciudad”. Ya entonces relataba, entre otras cuestiones, lo que ahora vuelvo a reiterar y que señalo en parte: “Un día, y otro, y otro, miro perplejo el espacio del llamado “velódromo”, donde se aparcan vehículos turismo y donde, igualmente, llegan autobuses cargados de turistas. La ubicación de este aparcamiento es excelente; y su superficie podría ser mayor, pero es aceptable. ¿Dónde está el fallo? Pues que es una de las estancias donde se recibe al visitante, y lo primero que va a experimentar al bajarse del bus es la pisada de grandes charcos en invierno o la aspiración de nubes de polvo en verano; amen de su pronta visión de otros elementos “decorativos”: varios montones de arena, escombros, basuras en los márgenes de la ladera; y, para sacar nota: un espectacular anuncio de una promotora inmobiliaria que ya no existe y que lleva expuesta más de veinte años. Se dice que el Ayuntamiento de la ciudad no puede hacer mucho para la eliminación de ese armatoste por estar instalado en una propiedad privada; sin embargo, tampoco se hace nada para prohibir esa publicidad engañosa y para mejorar las vistas de Los Altos de La Piedad. El órgano municipal, amparado por suficiente normativa de aplicación y justificando un claro interés general, tendría los argumentos necesarios para solucionarlo; mas, vuelve a asomarse la abulia que pulula por las seseras de los regidores. El paraje da la bienvenida a los viajeros en este particular teatro de la desidia y del abandono, de la fealdad y del adanismo, de la indiferencia y del olvido.”

Se me ocurre que: aprovechando que en mayo tenemos una cita para pronunciarnos políticamente y votar por una nueva corporación, podrían hacerse eco de esta proclama periodística los candidatos y tenerla en consideración para meterla, aunque sea con calzador, en sus programas electorales; pero con una condición: que si son elegidos lo cumplan como señores o señoras que deben ser de palabra y obra; claro que, si les es muy difícil el conseguirlo, lo olvidarán y dejaran que el destino lo logre con el paso de otros veinticinco años…y así nos va: “Segovia limpia y guapa”.