
En estos últimos días de mayor confusión se me ocurrió pensar, por animarme, en motivos de orgullo por nuestro país, y sigue emergiendo el último éxito de Rafa Nadal. Ha sido un huracán. Dicen los expertos que dado el tenis técnico, pero también de potencia que practica es más proclive a lesiones que otros jugadores del top 10. Cosa que así ha ocurrido en su carrera. Pero supera las lesiones, va haciendo evolucionar su juego para adaptarlo a su edad, al estado de su cuerpo y sigue ganando torneos y deja atrás a toda una generación que tendrá que esperar a que se jubile para poder aspirar a estar arriba del todo en el tenis mundial. Las marcas comerciales que lo patrocinan bien saben donde ponen su dinero ya que representa lo mejor ya no de los nuestros, sino del ser humano en general que es la capacidad de superación, de reinventarse y, por encima de todo, de trabajo.
Cuando se le escucha después de la victoria da la importancia justa a lo logrado y tiene un recuerdo para la gente de su equipo, para su país. No hay excentricidad, ni exageración, si bien deja entrever que detrás de todo hay trabajo, muchas horas de trabajo y constancia.
A nivel personal he tenido la ocasión de conocer a otros ‘perseguidores’ del éxito, en donde el trabajo continuado, la constancia, es lo que está detrás, el trabajo callado que no se ve. Me refiero en este caso a la industria del cine en donde el que escribe prestó servicios durante unos 20 años. A lo largo de esos años, entre otras cosas traté con ‘gente del cine’ de los cuales algunos de ellos dejaron grata impresión.
En un caso se trató de Michael Douglas. Este señor del cine, hijo de uno de los grandes de la época dorada, recibía en el festival de cine de San Sebastián un premio por su carrera a la vez que se presentaba una película: The Game. En esta película tenía el papel principal, es decir, era la víctima del juego preparado por su hermano; es posible que recuerden la película. Aparte de otras actividades (propias de la profesión) durante el par de días que pasó en San Sebastián tuve la ocasión de compartir mesa y mantel. Una noche, además, celebramos su cumpleaños. Como dijo Concha Velasco horas después cumplía exactamente la edad ‘justa’. La velada fue agradable, el restaurante muy bien escogido, le hicimos un obsequio y a lo largo de la larga conversación impresionaba ver como detrás del glamour, el oropel y la alfombra roja que arrastra el mundo del cine no se puede ignorar la cantidad de trabajo que él desarrolló a lo largo de los años (aclarar que Michael Douglas si es famoso como actor también lo es como productor de grandes éxitos) ya que para producir una película y que esta además tenga una oportunidad en los mercados mundiales hay años de trabajo invisible para encontrar y adaptar un guión, puesta en marcha de la producción, inversiones de dinero, financiación del rodaje en sí mismo, las semanas de rodaje y sus problemas, la postproducción y cuando ya por fin está la película hecha llega la promoción.
Los grandes del cine (también este caballero) se dejan la piel en este tema. Saben que son ídolos en los países y a mayor visibilidad de ellos en el país correspondiente mayores coberturas en los medios y de nuevo más posibilidades de éxito en taquilla que es donde, años más tarde, empieza a retornar el premio por tanto trabajo esfuerzo e inversión. Un lanzamiento en condiciones, actualmente y sin pandemia, no incluye la visita a menos de 20 países. En muchos casos dos territorios cada día.
Podría comentarles la misma historia o parecida sobre Rowan Atkinson (más conocido como Mr Bean o Johnny English). Tipo serio, ingeniero eléctrico de profesión, tipo culto, muy tímido, de charla pausada y muy interesado en cuestiones muy diversas todas ellas alejadas del mundo del cine y la TV.
El también tras miles de horas y esfuerzo fue capaz de desdoblarse en un personaje, en un alter ego, que es el famoso humorista que conocemos. La transformación personal que hace desde persona a personaje es sorprendente y con los años es capaz de transformarse en cuanto a gestos, formas y mentalidad en cuestión de segundos. También Rowan Atkinson participa en los guiones y es extremadamente exigente consigo mismo. Conseguir su éxito ha sido cuestión de muchos años de duro trabajo y una voluntad determinada para llegar a ser reconocido como lo es hoy.
Pensando en estas cosas me vino a la cabeza la frase o pensamiento de Malcolm Gladwell el cual se atrevió a explicar claramente como alcanzar el éxito. En su libro de 2008, Outliers, llegaba a la rotunda conclusión de que la brillantez procedía del esfuerzo continuado en una determinada materia. A más horas dedicadas a la perfección de ese conocimiento, mayor excelencia. Y llegaba más lejos diciendo que no hay talento innato, lo que escasea es la constancia. Otros investigadores llegaron a cifrar en 10,000 horas el tiempo necesario para empezar a ser verdadero experto en algo. A partir de ahí comienzan otros factores.
Estamos en tiempos duros y nada pronostica que serán muy buenos en los próximos meses y parece que contra fórmulas mágicas el trabajar duro, a pesar de todo, será lo que nos saque del marasmo. Hemos de confiar en que siempre habrá un hueco para los que luchan. Yo, al menos, así se lo cuento a mis hijos aunque me miran con cierta incredulidad.