Tino de la Torre – Quién nos iba a decir

Lo venía anunciando el ministro salvador, Salvador Illa. Y al final, efectivamente, vamos hacia una nueva prórroga del estado de alarma que nos lleva hasta el fin de mes de Mayo. No obstante, se va aliviando la presión, y el gobierno comienza a aflojar y a devolvernos parte de la libertad hurtada. Por la abrumadora e intensa información recibida, sobreinformación lo han llamado, no está del todo claro que lo que hace solo breves fechas era confinamiento, encierro, blindaje, ahora pueda ser puesta en circulación de ciudadanos compartiendo espacios públicos, el aire… aunque sea de forma controlada y por fases.

Que difícil va a resultar el conjugar la recuperación económica del país con la no recaída de casos de Covid 19, más en un país como el nuestro que recibe — y necesita recibir— turistas por millones, tantos como 83,9 millones en 2019, y que de ellos consigue un 14% del PIB. Por cierto, este porcentaje ignora la economía sumergida que es connatural con el sector y que dispara los datos de ocupación laboral y por tanto de ingresos.

El Gobierno, pues, se ha visto en la encrucijada de tener que escoger un camino u otro y ha cogido el de en medio. Y este camino de en medio parece que no contenta ni a unos ni a otros.

Tímidamente se va poniendo la actividad en marcha, pero hay sectores amplios en los que las restricciones, limitaciones de aforo, etc no van a permitir aperturas o que los números que arrojen supongan un mínimo beneficio. Habrá cierres de empresas y de negocios. La confianza necesaria que es la que anima las inversiones no se genera. Veremos a ver en que acaba todo esto.

Con todo parece atisbarse luz al final de túnel y llama la atención de lo que hemos sido capaces de aguantar (y lo que nos queda) así como nuestros niveles de responsabilidad.

Nos tenemos los españoles por gente apasionada, vehemente y no fácilmente domeñable. No nos gustan las colas, nos gusta la vida en la calle, hablar fuerte en cualquier sitio, tocarnos y besarnos. La verdad es que todo esto nos identifica en el mundo. En cualquier parte del mundo. Siempre que viajamos fuera es fácil reconocer a un grupo de “los nuestros”.

Y ahora, de repente, nos apagan la luz, nos ha enviado a casa y nos han dicho que nos quedemos allí sin fecha cierta de salida (aún no la tenemos).

Y todo esto con un gobierno que ha llevado una marcha errática en lo que a toma decisiones se refiere, ruedas de prensa que luego dan lugar a desmentidos y falta de previsión. Sobre todo eso.
Por supuesto que aplaudo a los sanitarios, que han tenido y tienen una audacia casi suicida al lanzarse al cuidado de los miles de personas que han ido cayendo enfermas con unos medios tan precarios. Se los ha reconocido, incluso, internacionalmente.

Pero al final cuando todo esto pase debemos echarnos un vistazo a nosotros mismos. El que más y el que menos ha cuidado de familias, ha trabajado o teletrabajado, ha hecho deberes con los hijos, ha cocinado (mérito especial para los que somos de repertorio culinario corto), etc. Y todo esto con poco espacio para la queja porque mucho tiempo no había. Y bien encerraditos.

Es justo decir que lo hemos hecho bien, lo estamos haciendo bien y lo remataremos bien. Quién nos iba a decir lo que se nos echaba encima y cómo hemos sacado la mejor versión de nosotros. A lo mejor un aplauso, aunque sea pequeño.