Julio Montero – Idiotas al poder

Parece que lo importante en este mundo, tan práctico, en que vivimos se reduce a saber hacer, saber organizar, saber vender y saber dirigir. Los cachorros de la segunda generación de españoles mejor preparados de la historia (los que tienen más másteres, saben más idiomas y son nativos digitales) se preparan para el asalto a los puestos directivos. Hablan con seguridad de casi todo, saben hacer “briefings”, hacen presentaciones en power point, abruman con datos (habitualmente sin relación con su argumento central) que ofrecen en cuadros y colores unidos con flechas, hablan con desprecio de sus jefes… Son nuestro futuro, incluso a pesar de ellos.

El presente (parte de él) lo conforma un enjambre de expertos que zumba a nuestro alrededor mientras promete resolver a esos jefes, tan poco preparados, sus deficiencias en los saberes modernos. Ese enjambre zumbón es el que vende la modernización a quienes construyeron el presente mejor de la historia de España. Es como si esta generación quisiera enseñar a sus padres a tener hijos y, además, pretendieran vendérselo en forma de máster.

Por supuesto todos estos que dicen enseñar cosas importantes (a hacer, organizar, vender y dirigir) nunca han hecho de verdad (al menos razonablemente bien) lo que dicen enseñar (y por lo que cobran). Los estadounidenses, que además de prácticos son crueles, suelen decir que el que sabe hacer una cosa la hace… y el que no: la enseña ¡Pobres expertos nuestros en enseñar cosas prácticas e incapaces de hacerlas!

Nuestras universidades (especialmente las privadas), y otros centros especializados en estudios superiores de casi todo, están ávidas de estos gurús expertos en frases brillantes y ocurrentes. Van de plaza en plaza repitiéndolas, porque no son muchas las que han logrado acuñar y su aura dura poco en general. Muchas veces son refranes en inglés aplicados al mundo moderno: Londres no se ganó en una hora (perdón: Zamora); las batallas las ganan soldados cansados; no descarriles un tren por llegar antes; no dejes que te roben tu queso, etc. Incluso a veces dudo si son títulos de canciones o de películas de los años setenta: organizar el Nido de águilas, actuar bajo cien banderas, no seas un gato triste y azul; etc.

Otro grupo absolutamente distinto (y muy reducido) se dedica a hacer, organizar, vender y dirigir de modo práctico y efectivo. Son los que hacen las cosas que al parecer necesitamos, las organizan, las venden y dirigen todo para que las tres cosas anteriores funcionen (más o menos) armónicamente. Habitualmente carecen del más mínimo interés en enseñar algo sobre esos asuntos. Uno puede acusarles de ambición si quiere, pero eso no quita que su impacto social sea grande y normalmente positivo en términos generales.

Un grupo minúsculo, muy desmejorado últimamente, y sin visos de sucesión, intenta centrar sus esfuerzos vitales en saber, sin afán de lucro, solo para entenderse y para comprender el lío social y cultural en el que andamos metidos. Alguno de estos incluso disfruta enseñando a saber. Han escogido (aparentemente) la inutilidad como destino. Para los insectos mentales del primer grupo estos aspirantes a sabios son gente peligrosa. Y para ellos lo son, porque las raras veces que entienden sus preguntas no saben qué contestar.

Sobre la inutilidad de los empeñados en saber hay poco que decir. Todo el mundo es consciente de que los tranvías en Viena sirven para ir a la ópera. Las cosas inferiores al servicio de las superiores. Pero ¿para qué sirve la ópera? ¿tiene alguna utilidad además de dar sentido a los tranvías? Si no lo has entendido, no te preocupes. Sigue con el fútbol, no leas libros, regodéate con películas de superhéroes de Marvel, céntrate en descansar, como los lagartos, tendido al sol durante tus vacaciones, ve a sitios de moda a divertirte porque seréis muchos, no te pierdas un cotillón multitudinario la próxima Nochevieja… y lleva a tu hijo (o a tu hija) a un colegio bilingüe y caro para que pueda ser idiota en dos idiomas y supere así, al menos en eso, a sus padres.


Julio Montero es Catedrático de Universidad.