Isabel Codina – Civismo y limpieza

Ha bajado el auge de paseantes que después del aislamiento casi total salían por nuestros montes y no sabíamos ni de dónde venían. Ahora nos tenemos que preparar para la esperada llegada de visitantes que vienen a disfrutar de nuestro más preciado tesoro. Tenemos que estar listos y tenemos que ser conscientes de cómo tenemos que hacerlo.

Viajas a otras zonas de la provincia, por no ir más lejos, y hay áreas de descanso con puntos de recogida de basuras (que se mantienen limpias) y paseas por lugares que están cuidados; también hay sitios que dan vergüenza, pero a esos no queremos parecernos.

Últimamente vemos imágenes de mascarillas y guantes que se incorporan al paisaje habitual de plásticos, papeles y demás residuos que alguien no ha tenido a bien guardar hasta llegar a una papelera y nos horrorizamos (la tendencia ayer era la de los envoltorios de “comida rápida”). Claro, ahora se supone que pueden estar infectados, pero lo han estado siempre. Contagian a nuestros montes de suciedad y tristeza y hacen que un lugar tan bello resulte decadente. A mí me da una rabia especial encontrarme “regalitos” que dejan algunos dueños de perros en calles o lugares por los que caminamos; sí, será el campo pero qué costaría, con un palo, apartarlos hacia una zona que no sea de paso (o recogerlos con la bolsita ad hoc en vía pública); esto empeora cuando los dejan con bolsa y todo y, como habitualmente pagan justos por pecadores, unos pocos deterioran la imagen del resto entre los que me encuentro.

Hay que tomar medidas institucionales de limpieza pero sobre todo deberíamos de ejercer nuestra responsabilidad personal y ser cívicos (“comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública”).