
De una manera tímida, modesta, cubriendo el expediente, los proyectos que Segovia reclama desde hace años ven la luz en la primera versión de Presupuestos de la Junta de Castilla y León. No son cuentas para lanzar cohetes, y es probable que logren alguna mejora en su paso por la Comisión de Economía mediante el estudio de las necesarias enmiendas. Sin lugar a dudas, una tiene que ser el abastecimiento de agua potable a Lastras de Cuéllar. En el proyecto se ha utilizado una técnica presupuestaria que consiste en abrir una partida para luego dotarla una vez se conozca el alcance económico del estudio o la participación de distintas administraciones en su financiación. De todas las maneras, el Ejecutivo ha sido parco, pues nada le hubiera costado el establecimiento de un mayor crédito, aunque solo fuera por razones de estética y para eliminar la entendible zozobra de la población ante el crédito cero inicial.
La lógica presupuestaria puede llevar también a pensar que, cuando una partida tiene una denominación genérica, es porque no se quiere cerrar la posibilidad de ser ejecutada en distintas actuaciones. Es lo que ocurre con el concepto “obras diversas hospitales”, que igual vale para iniciar los trámites de la nueva infraestructura hospitalaria en los terrenos del centro Antonio Machado –y que fue adelantada por este periódico, y ahora algunos se rinden a la evidencia de que no se trata del nuevo hospital y de que el sitio elegido es el que es-, que para una renovación del Hospital General. Se debería haber sido más explícito y más generoso en la dotación presupuestaria. Aludir de nuevo a que no está determinado el montante del proyecto es rebatible desde el momento en que tampoco se conoce el del Centro de Salud de Cuéllar y la previsión plurianual ya está definida, incluso su culminación.
A veces un proyecto de Presupuestos más allá de las cifras evidencia las líneas políticas que se están siguiendo; Sanidad parece poner el foco de manera más intensa en los centros de salud, que se terminarán, tanto el de Cuéllar como el de Segovia IV, en el 2023, el año final de la legislatura, que también es casualidad. No ha tenido esa suerte la Unidad de Radioterapia, algo que cae claramente en el debe de este proyecto presupuestario. Que su culminación se deje para la legislatura siguiente es algo políticamente incomprensible y que denota oídos sordos de Valladolid a una de las reclamaciones más firmes, más justas y más unánime del pueblo segoviano. De nada sirve afirmar que Castilla y León tiene que acercarse al objetivo del 7% del PIB en gasto sanitario, tal y como se recoge en el Plan de Recuperación firmado por la mayoría de partidos regionales, cuando una infraestructura tan básica, y cuya inversión no llega a los dos millones de euros –el plan director del Hospital de Salamanca alcanza los 247 millones de euros-, se pospone hasta el 2024. Segovia tiene procuradores que esperamos rectifiquen en su día esta injusta dotación vía enmienda. Es en este tipo de acciones en donde se denota la fuerza política, como se ha demostrado en la Consejería de Fomento, en donde la presencia de un viceconsejero segoviano parece que ha influido en que se emprendan obras de mejoras en carreteras abandonadas desde hace años. Aunque deba estar ojo avizor a que al fin se dote la partida del suministro de agua potable a Lastras de Cuéllar.