
El asunto de las presuntas irregularidades en los procesos de contratación seguidos por la Concejalía de Cultura está adquiriendo un matiz claro oscuro. Ya no se trata de saltos de límites en la contratación de obras de menor cuantía, lo cual tiene una relevancia de escaso recorrido si no se realiza con la intención manifiesta y reiterada de no cumplir la normativa, sino que los derroteros pasan ahora por involucrar, en lo que el Partido Popular denomina ‘Trama Aguiar’, al hermano de la actual concejala de Turismo y antes también de Cultura. Y a recoger, asimismo de manera presunta, dobles pagos al técnico de La Cárcel-Centro de Creación, a la sazón hermano de la concejala. En algunos supuestos, de confirmarse estos, con perjuicios a las arcas del Ayuntamiento, que por un lado pagaría por la contratación del técnico y por el otro por los servicios de este a distintas concejalías. En todo caso, aunque no figuren penalizadas ni ahora ni en el pasado las arcas municipales, que un técnico cobre del Ayuntamiento y también de asociaciones y colectivos por la prestación de un servicio que realiza en exclusiva no parece muy presentable; como tampoco lo es que el contrato no tenga carácter anual, sino semestral, en lo que tiene toda la pinta de ser un intento de evitar el concurso, al no superar la cuantía los 15.000 euros sin IVA.
El desarrollo del pleno del próximo día 30 puede ser una foto fija del devenir que le espera a Gina Aguiar
El PP parece no estar solo. A su habitual bucle opositor con Ciudadanos se ha unido Izquierda Unida —miembro del equipo de gobierno— y Podemos. Lo cual es indicativo del alcance al que puede llegar el problema en un futuro próximo. El desarrollo del pleno del próximo día 30 puede ser una foto fija del devenir que le espera a Gina Aguiar. Máxime cuando ocupa una Concejalía con tanta relevancia pública como es la de Turismo, que en los próximos meses va a ser una pieza clave en el relanzamiento de la actividad económica de la ciudad. Resulta muy incómodo para un gestor tener la lupa encima de manera continua, y más sabiendo que los grupos de la oposición, y aún el coaligado en el gobierno, no va a cejar en su actividad acusatoria. Nada añadiría más incertidumbre y desgaste a la cuestión que volvieran a salir en los próximos días otras presuntas irregularidades, que nunca hay que descartar.
La alcaldesa ha realizado hasta ahora una férrea defensa de la concejala. Según algunas voces de su propio partido hasta ha ligado en más de una ocasión su suerte a la de la concejala. De ser cierto, sería un error mayúsculo. Al Ayuntamiento le quedan siete meses en los que la concesión de obras adquirirá una dimensión importante. Y todavía tiene sin resolver la terminación del CIDE, verdadera patata caliente de futuro incierto. El equipo municipal ya sufrió una baja hace unos meses, con la marcha de la concejala Claudia de Santos, que en esta legislatura no había asumido las competencias de Patrimonio y sí las de Tráfico. No se puede permitir que un asunto como este abra de nuevo grietas en el equipo de gobierno. Las posturas numantinas no son muestra de políticos inteligentes. Si se ha cometido un fallo o, incluso, algo más, hay que admitirlo y corregirlo. La capacidad correctiva siempre demuestra la altura de una persona, cuanto más de un político.