Tierra de saber

Buena noticia la que el presidente del Gobierno anunció ayer en Burgos. Buena noticia para España y para Segovia. La formación profesional es una asignatura pendiente en nuestro país. Y no por utilizar una expresión tópica, asignatura pendiente, pierde esta su trascendencia. Es capital la formación profesional para articular una sana estructura productiva. Raro es el día en el que no salen anuncios reclamando especialistas u oficiales para uno u otro trabajo. La cualificación de la mano de obra es uno de los máximos indicadores de la productividad y por lo tanto del éxito empresarial.

La creación de un Centro Nacional de Innovación de la Formación Profesional puede servir de engranaje para la consecución de los objetivos mencionados. Todo dependerá de que no se quede en la nomenclatura y se le dote con la suficiencia necesaria para la realización de su labor. No debe ser un mero proyecto o laboratorio de ideas que no enriquezca con su aplicación la realidad de la formación y del trabajo. De otra parte, bueno sería, en la persecución de ese objetivo, su coordinación con las iniciativas que están llevándose en otros ámbitos, como el Círculo de Economía. Uno de los aciertos de la llamada Ley Celáa (Ley Orgánica 3/2020 por la que se introduce nuevos elementos, modificando la ley anterior del 2006) es el entronque de los empresarios en los planes formativos de este modelo educativo. Es momento, por lo tanto, de aprovechar sinergias y enriquecer la buena educación. Que no es poca cosa. En última instancia, la educación debe aumentar su implicación en la sociedad y en el tejido productivo, apostando por la formación profesional y por la revitalización de los órganos de participación y no limitar su papel a la generación de personas egresadas, como es objetivo recogido en la propia ley. Es tiempo, pues, de pasar a los hechos y de no quedarse en las formulaciones. Ni en los proyectos.

Será hora, también, de que el Ayuntamiento se esfuerce por desbrozar los problemas jurídicos

El anuncio posee otro valor añadido para la ciudad segoviana. Ya se tiene la locomotora real, y no nominal, del Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial. La instalación del centro de FP puede convertir a la capital en un lugar de referencia en España de las principales innovaciones y metodologías asociadas a la formación profesional. Será hora, también, de que el Ayuntamiento se esfuerce por desbrozar los problemas jurídicos –que no solo de esta índole-, que el edificio se termine, se proceda a su recepción y se ponga en funcionamiento. Era de todo punto escasamente presentable la situación actual y el coste financiero que ha ocasionado un proyecto que desde el principio ha tenido todo tipo de vicisitudes, jurídicas y financieras. El despertar, al fin, de este mal sueño requiere ahora agilidad y prestancia. Y resolución efectiva. Por desgracia, esta tierra está llena de bonitos proyectos –el CAT fue uno de ellos- que se han quedado con el paso del tiempo en agua de borrajas o se han eternizado en su ejecución.

Hoy, sin embargo, es día de alegría tras el anuncio realizado ayer por el presidente del Gobierno. Que viene a coincidir con sendas mociones del Ayuntamiento capitalino en las que se reclamaban a la Administración estatal y a la autonómica la descentralización de organismos e instituciones. Tiempo habrá de pedirle al Ministerio de Educación una concreción de plazos y una mayor definición del proyecto. Cualquier iniciativa que recaiga en una provincia con preocupante visos de despoblación y con una tendencia al monocultivo productivo en el sector servicios, solo roto por la fortaleza del sector agroalimentario, tiene que ser acogida con alborozo en su principio. Lo que no quiere decir, ni mucho menos, que las meras declaraciones resulten de por sí suficientes.