Tiempo de consenso

En más de una ocasión, hemos reclamado desde estas páginas la necesidad de que el futuro de la ciudad y de la provincia de Segovia se viera reflejado y proyectado en un documento pactado por las distintas administraciones. Un a modo de plan estratégico provincial, que definiera la visión sobre ese futuro, los ejes de desarrollo y las políticas que los ejecuten.

En nuestra ciudad y en nuestra provincia quedan todavía muchos cabos sueltos. Citemos algunos. Es necesario un plan industrial que defina no solo el desarrollo de una zona concreta sino la adecuación de los polígonos industriales existentes y potenciales; queda coleando la patata caliente del CIDE, un proyecto fallido con los años y en el que sería conveniente que se involucraran todas las administraciones ante su paralización actual; se requiere un plan de equipamiento comercial para la ciudad de Segovia; una delimitación de las zonas en donde sí y en donde no se pueden instalar placas fotovoltaicas —no en otra cosa consiste la ordenación del territorio— en el agro segoviano; la culminación de las obras pendientes en la ciudad: murallas de Segovia, teatro Cervantes, cenotafios y retablo de El Parral; la concepción de Segovia como un territorio con claro potencial en la logística; la determinación del futuro de nuestras estaciones de esquí —con especial hincapié en La Pinilla y en el uso alternativo a Navacerrada—; la definición de las líneas de actuación en el turismo cultural y gastronómico; la culminación del proyecto de soterramiento de los trenzados eléctricos y circulación en lugares patrimonio o sometidos a protección por su especial declaración BIC; la culminación de las infraestructuras sanitarias —cuya definición se está retrasando más de lo debido— y la dotación suficiente a los centros de salud y a la atención primaria rural, así como la definitiva aprobación de la instalación de una Escuela de Enfermería en la capital —la única provincia de España que no cuenta con una de ellas—; la ejecución de un plan para que la digitalización de las zonas rurales sea una realidad y no existan empresas agroalimentarias o de servicios que fijan población con enormes dificultades de acceso telemático…

Como se ve, son proyectos horizontales que afectan tanto al ámbito municipal como estatal, con especial y significativa proyección a escala regional. En los últimos meses hemos asistido en Segovia capital a la solución de un proyecto atascado desde hace años, el desarrollo de Prado del Hoyo, con la firma de un convenio urbanístico del cual nos felicitamos, pero las cosas no pueden permanecer al albur de una solución puntual y parcial ni atascadas en el tiempo. Y más cuando concurren en los proyectos más de una administración.

Es tiempo de consenso. De olvidar intereses particulares y de primar los colectivos

La llegada a España de los fondos Next Generation constituye un momento clave para el desarrollo económico. Aprovechando esta coyuntura, bien se haría en dibujar el escenario de desarrollo futuro para que en los próximos seis años —duración del programa— vayan acompasados los proyectos privados con los públicos. Nuestra ingenuidad no va tan lejos para no imaginar las dificultades de la empresa, y más cuando se ha traspasado ya el ecuador de la legislatura y la lucha política se presenta cada vez más encarnizada. Pero Segovia posee unas carencias endémicas, tantas como potencial de desarrollo. Es por lo que solicitamos un esfuerzo de las administraciones para que se despejen las incógnitas y las propuestas no surjan cuando la necesidad azuza o terminen quedándose en meras promesas electorales. Es tiempo de consenso. De olvidar intereses particulares y de primar los colectivos.