Segovia y el turismo

    Esta semana hemos conocido que las cifras del turismo en la capital segoviana están próximas a las del 2019, en época pre pandemia. Desde luego que es una buena noticia. El sector servicios, en donde se engloba la oferta turística –pero también otros sectores o subsectores como el comercio-, ha sido especialmente castigado por el coronavirus. No solo por la estrepitosa caída de la demanda –la pandemia, desde el punto de vista económico, ha supuesto una crisis enorme de la demanda- sino también por las medidas restrictivas de la oferta, que en determinados momentos tuvo que contenerse para coadyuvar en la lucha sanitaria contra la enfermedad.

    La fuerza de esta recuperación ha corrido a cargo del turismo nacional, que ha experimentado un auge importantísimo. Llama la atención, no obstante, que tanto el nuevo concejal de Turismo como la propia alcaldesa hayan puesto también el foco en Francia como mercado emisor. La añagaza de la alcaldesa de ligar este objetivo de mercado con la visita de la concejal de Urbanismo a París y su criticado gasto es solo una anécdota que más que nada evidencian lo crispado que están los ánimos en la política municipal. Las políticas de captación en mercados de origen no se realizan con visitas puntuales de unos días, sean a París o a Hong-Kong, sino con medidas definidas y ejecutadas conforme a un plan y no dejadas al albur de unas ocurrencias. Bien haría el nuevo concejal de Turismo en establecer un plan de actuaciones concretas de promoción y contar con el conjunto de actores que intervienen en el proceso y que al final conformarán la calidad de la oferta, que es de lo que se trata; porque tan importante es la captación del cliente como su postrer satisfacción.

    Y es en ese contexto en donde hay que estar muy atento a la calidad del servicio y a los precios. Un informe reciente de la Organización Mundial del Turismo ha alertado sobre estos dos factores, señalándolos como los más susceptibles de sufrir una alteración después de la pandemia. Los precios, por una tendencia al alza tras la explosión de gasto en la demanda que sigue a la lógica contracción en tiempos difíciles, y la calidad de la prestación del servicio por la renuencia al gasto en ella –toda mejora de calidad lleva añadido un gasto- tras el golpe económico de las restricciones y el miedo a que se repitan episodios pasados. Ambas son estrategias que resarcen en el plazo corto pero pueden penalizar un crecimiento sostenible a medio y largo plazo, que es de lo que se trata. La responsabilidad, claro está, está en el tejado de los agentes, que tienen que ser plenamente conscientes de ello.

    La responsabilidad, claro está, está en el tejado de los agentes, que tienen que ser plenamente conscientes de ello

    Volviendo a la oferta, Segovia tiene en el futuro próximo una buena oportunidad de definir acciones que la sitúen como lo que es, una ciudad con identidad turística, y potencie las posibilidades de sus recursos turísticos con el Plan de Sostenibilidad Turística del Gobierno nacional. El plazo para presentar las candidaturas termina el 20 de septiembre. Dado que la modalidad es la concurrencia competitiva, habrá que ser especialmente fino para ensartar las actuaciones dentro de un plan coherente, pero también desplegar una serie de contactos tanto a escala regional como nacional; es decir, lo mismo con la Junta de Castilla y León como con el Gobierno central. El equipo de gobierno municipal se durmió en el asunto de la Base Mixta. Tiene ahora la posibilidad de resarcirse en una actuación que trasciende a las competencias de un concejal de Turismo. Tan importante es presentar un buen proyecto en general como acciones concretas en particular que sin olvidar el eje turístico por excelencia –la tríada Acueducto, catedral, Alcázar– fomenten esos otros recursos turísticos que componen la Segovia oculta, y que ayudarían a descongestionar la dinamicidad propia de una ciudad con un entramado urbano muy particular.