Políticos de paseo

En ocasiones, los políticos salen de paseo. O los sacan de paseo. Se hace persiguiendo un objetivo que generalmente se reduce al más puro márquetin. Y suele suceder que al final las cañas se tornan lanzas, y lo perseguido se aleja de lo alcanzado.

En una semana dos altos cargos han visitado Segovia: la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. La ministra vino a ratificar que el proyecto de una mercantil ubicada en Segovia tendrá el respaldo de los fondos que Europa destina a la recuperación y resiliencia de las empresas. El presidente de la Junta de Castilla y León a contribuir a la presión política para evitar el cierre de Navacerrada tras el acuerdo de Parques Nacionales.

No hubiera estado nada mal que la ministra aclarase en qué ha quedado el milmillonario plan de ayuda al Turismo que anunció el verano pasado

En sus respectivos paseos, sin embargo, no es todo oro lo que reluce, y en ocasiones es el humo el que adquiere mayor consistencia, tanta que termina por desdibujar las apariencias. ¿Quiere decir, ministra, que para que un proyecto industrial sea encauzado hacia Europa tiene que tener el visto bueno del Gobierno o del partido que lo sustenta? ¿Acudirá la ministra a dar personalmente apoyo a todas las iniciativas que se quieran acoger a estos fondos europeos? Las intenciones se aclaran cuando parece que en un simple paseo se resume el respaldo del Gobierno a una ciudad después del chasco de la futura marcha de la Base Logística para tierras cordobesas, tras dos siglos y medio de tradicional vinculación entre el Cuerpo de Artillería y Segovia. No hubiera estado nada mal que la ministra aclarase en qué ha quedado el milmillonario plan de ayuda al Turismo que anunció el verano pasado o su opinión sobre el retraso del CIDE, iniciativa que en su día contó con el apoyo del Ministerio de Industria. Ese sí que se puede considerar un proyecto estratégico. Al menos tanto como el de la aerolínea Plus Ultra, cuyo rescate tan alegremente dio a conocer la ministra en un programa de televisión.

¿Ha sido necesario, presidente, que un Gobierno de signo político contrario coadyuve de facto al cierre de una estación para que el máximo mandatario de la Junta visite un centro de esquí? ¿Ha hecho falta que se esté en precampaña en Madrid? Podía aclarar el presidente qué se va a hacer con el resto de estaciones de esquí de Castilla y León, y, en concreto, hablando de Segovia, si La Pinilla, con graves problemas financieros después de dos años con escasa innivación natural y por la afección del Covid –el alcalde de Riaza pidió un “corredor” para que pudieran llegar esquiadores de Madrid en tiempo de pandemia, que no fue concedido-, va a gozar del mismo respaldo político que Navacerrada. La situación llama más la atención por cuanto la Junta de Castilla y León fue accionista mayoritario hasta el año 2000 de la sociedad gestora, y en ese año se produjo la desinversión, impulsada por la entonces consejera de Economía y Hacienda, Isabel Carrasco. Si no hubiera asumido el reto el Ayuntamiento de Riaza, la estación estaría hoy cerrada. Entonces no hubo visita de presidente alguno. Hay que recordar, además, que Castilla y León es la única Comunidad Autónoma de España que no participa en el accionariado de estaciones de esquí o posee, en su defecto, un plan estratégico de la nieve. También no debe olvidar el Ayuntamiento de Segovia que durante más de una temporada los niños de Segovia han ido a esquiar a otras estaciones que no eran ni segovianas ni de la región, y lo han hecho con el apoyo financiero de la Corporación Local.

Tanto la ministra como el presidente han establecido un precedente para futuros casos análogos, sean proyectos o situaciones complicadas

No hubiera estado de más que la alcaldesa hubiese aprovechado la estancia de la ministra de Industria y la presentación de un proyecto como el que se hizo público el lunes pasado para anunciar que, lo mismo que ha ocurrido con Ávila, el Ayuntamiento iba a iniciar conversaciones con la Diputación Provincial para la elaboración de un Plan Industrial que luego presentar a la Junta de Castilla y León.

No hubiera sido estado de más, por su parte, que el presidente de la Junta, aprovechando la excepcional visita de un alto mandatario autonómico a una estación de esquí, hubiera anunciado un plan de rescate o de reconversión para las estaciones de la Comunidad que están pasando por un momento delicado tras la pandemia.

Tanto la ministra como el presidente han establecido un precedente para futuros casos análogos, sean proyectos o situaciones complicadas. Aunque no haya precampañas electorales de por medio ni haya una pérdida tan lamentable como el de la futura Base Logística.