
Sánchez en estado puro. Ha dado un golpe de efecto –de los que tanto gusta- quitándose de en medio a quienes han sido sus más fieles peones en estos años de gobierno: a la vicepresidenta Carmen Calvo y a sus dos manos, derecha e izquierda: el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y el todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo. ¿Prescinde de ellos de cara al futuro? No lo creemos. Lo que hará es colocar a los alfiles en otro tablero. Dentro de dos años hay elecciones municipales y regionales, probablemente el gobierno sea una buena tribuna en donde enseñarse públicamente y algunas de las caras que hoy portan maletas ministeriales podrán ser candidatas locales conocidas. Sobre todo, en el lado femenino. Sorprende, sin embargo, en una primera lectura -que a la fuerza es apresurada y sin todos los datos-, que haya prescindido de Ábalos también como secretario de organización socialista. Una persona que ha sabido encumbrar al candidato Sánchez en su partido y en el gobierno. Porque creer que la artífice ha sido Adriana Lastra es forzar mucho la creencia y convertirla más bien en un acto de fe.
Por otro lado, ha desvelado sus cartas de cara al futuro. Si no hubiera salido del Gobierno, se diría que ha sido una nueva maniobra de Houdini Redondo. A no ser que haya supuesto su última contribución al intento de engrandecimiento de la figura del presidente, y que su persona se mantenga cerca pero en la sombra, para no despertar recelos en el partido. No son lógicos estos vaivenes tan extremos.
En todo caso, el presidente ha marcado la hoja de ruta para los próximos dos años, en los que apostará por la baza económica, ahora que se le acaba la revolución de las sonrisas y el efecto vacuna en meses. Nadia Calviño queda como factótum, y como la vicepresidenta primera que abra camino en la recuperación económica que forzosamente ha de llegar y que será su carné de presentación en las próximas elecciones, cuando la pandemia sea una pesadilla ya pasada, se haya olvidado la mala gestión sanitaria del último año y los indultos se mantengan solo en el recuerdo. En todo este escenario hay un problema, una china en el zapato: la política catalana. Si, como comentan algunos en reservados, la cosa está pactada entre Esquerra Republicana y el PSOE, y todos los embrollos son fuegos de artificio, no habrá problema para el presidente; la cuestión cambia si se persiste en la idea de amnistía y autodeterminación por los independentistas.
Sánchez se ha quitado a elementos conflictivos del gobierno y a quienes se han caracterizado por su enorme ineficacia
Sánchez se ha quitado a elementos conflictivos del gobierno y a quienes se han caracterizado por su enorme ineficacia. La lista es amplia, desde Educación a Cultura pasando por Asuntos Exteriores y por Ciencia. Será una muestra de magia si el presidente es capaz de esconder bajo los nuevos nombres la ostentosa nulidad de algunos de los ministerios citados y nadie se lo reprocha. Y si no se repara que en otros de ellos, Consumo y Universidades, se mantienen personas con escasas competencias y poco perfil político. ¿Es el hecho de pertenecer a Podemos lo que los ha excluido de la crisis? ¿O es que poseen escaso desarrollo su función y están amortizados? Sea lo que fuere, a un presidente de gobierno se le debe exigir que ejerza como tal en todo el gobierno, no solo en una de sus facciones.
Llama la atención la recuperación del riazano Óscar López como jefe de gabinete de Presidencia. López ha recorrido todas las escalas de partido e institucionales. Suponemos que le corresponderá sobre todo la organización de las próximas elecciones locales y ser el nexo de unión entre el ejecutivo y el PSOE. Como político en activo, siempre ha tenido en cuenta los intereses de Castilla y León y los de Segovia. Esperemos que ahora no se olvide ni de ellos ni de ellas.