Estudiando hace unos días el Palacio de Valsaín, encontré esa historia popular que habla de la Reina Juana, y que la menciona como la autora del fatal incendio que sufrió dicho palacio, incluso barajando que pudiese regodearse de ese acto mientras veía quemarse la gloriosa obra de Luis y Gaspar de Vega.
Y me pregunté qué habría hecho esa mujer para que la leyenda negra la persiguiese de tal manera.
En efecto amigos y amigas, el Palacio Real de Valsaín comienza su construcción, si bien sobre los restos previos de un Cazadero Real, en el año 1552, no estando terminado y siguiendo en construcción hasta el último tercio de este siglo XVI, mientras que la vida de la reina Juana había concluido en el año 1555.
No sería de extrañar que hubiese pasado alguna jornada de caza en estos montes antes de su reclusión en Tordesillas, incluso que hubiese podido visitar aquel cazadero, lo que sí lo sería es que hubiese participado activamente en el incendio que se produjo en el 22 de octubre de 1682, del que pronto se van a cumplir 337 años, que se dice pronto.
Este episodio es uno de los tantos que se le atribuyen a la reina Juana, apartada del poder por una enfermedad mental que su padre y su hijo la diagnosticaron, pero de la que nunca dio muestras, o al menos no las suficientes para pensar que no podía gobernar, más aún si comprobamos la lista de los diversos problemas de los que fueron dando muestras los monarcas que sí lo hicieron.
Pero lo cierto es que desde el año 1509 hasta 1555, que muere, la reina está confinada en Tordesillas, donde el estado de reclusión forzada al que se la sometió y la dureza de sus carceleros hicieron de la mente de Juana un batiburrillo de emociones y pensamientos.
Desde mi punto de vista el mayor problema que Juana tuvo, fue el de no ser una gran religiosa, no la gustaban ni las misas ni las confesiones, hecho mal visto en el S.XVI, y enamorarse demasiado de una persona que apenas la correspondía, llegando a pasar episodios de melancolía y depresión a su muerte, que no la impedían gobernar, pero que fueron aprovechados por su padre y su hijo para hacer de ellos un trastorno por el que encerrarla, y para que pasase a nuestra memoria y a nuestra historia con el sobrenombre de ‘La Loca’ y que sin embargo y según las últimas investigaciones parece ser una de esas conspiraciones que han marcado el devenir de la historia, especialmente en Castilla, dónde debería haber reinado en tiempos de los Comuneros, antes de que ellos la quisieran sacar de su prisión.
Una mujer adelantada a su tiempo, en un mundo de hombres.