
Señora directora:
Ante el raudal de comentarios que se podrían hacer del Papa Benedicto XVI, elijo dos puntos no exclusivos de los católicos. Pontífice viene de Ponti fex: el que hace de puente. Reflexiono sobre dos “temas puente” que nos afectan a todos, independientemente de nuestro credo: la verdad y la emergencia educativa.
1) La verdad. “Cooperadores de la verdad”, lema episcopal y de pontificado. “El Papa de la Verdad” se lee en numerosos titulares de estos días. El mundo actual necesita urgentemente la verdad. Las fake news o los chanchullos de toda la vida nos acorralan. Lo políticamente correcto prevalece sobre lo verdadero. Y lo más peligroso: el relativismo de “tu verdad” y “mi verdad” y por lo tanto todo vale. Los que defienden la verdad (como el mismo Benedicto XVI) son mal vistos y perseguidos. No podremos llegar muy lejos sin la verdad. Miren alrededor. En nuestras manos está dar este giro. Benedicto XVI hizo vida su lema y nos ha reforzado en la belleza e importancia de la verdad.
2) La emergencia educativa. Deriva precisamente de la falta de verdad
“[Con el relativismo] ¿Cómo proponer a los más jóvenes y transmitir de generación en generación algo válido y cierto, reglas de vida, un auténtico sentido y objetivos convincentes para la existencia humana, sea como personas sea como comunidades? Por eso, por lo general, la educación tiende a reducirse a la transmisión de determinadas habilidades o capacidades de hacer, mientras se busca satisfacer el deseo de felicidad de las nuevas generaciones colmándolas de objetos de consumo y de gratificaciones efímeras”.
Quejas por todas partes de lo mal que está la educación, los jóvenes, los niños. En un discurso de 2007 el Papa nos animaba a reaccionar en esta situación de emergencia educativa porque, reconozcámoslo, la culpa es nuestra por no atrevernos a educar:
“Así, tanto los padres como los profesores sienten fácilmente la tentación de abdicar de sus tareas educativas y de no comprender ya ni siquiera cuál es su papel, o mejor, la misión que les ha sido encomendada. Pero precisamente así no ofrecemos a los jóvenes, a las nuevas generaciones, lo que tenemos obligación de transmitirles. Con respecto a ellos somos deudores también de los verdaderos valores que dan fundamento a la vida. […] Se plantea la exigencia de una educación auténtica y el redescubrimiento de la necesidad de educadores que lo sean realmente.”
Me dedico a la educación desde hace 25 años. Me apasiona. Encuentro luz en estas palabras de Benedicto sobre la educación y sobre la verdad. Creo que mis compañeros de vocación docente, aunque tengan otras creencias religiosas, estarán de acuerdo con lo anterior.
Tuve la suerte de asistir, junto a otros cuatro compañeros del Campus UVa María Zambrano, al encuentro del Papa con 1.500 profesores universitarios en el Escorial, dentro de las actividades de la JMJ Madrid 2011. Un discurso lleno de fuerza para afrontar el reto de la educación:
“Os animo encarecidamente a no perder nunca dicha sensibilidad e ilusión por la verdad; a no olvidar que la enseñanza no es una escueta comunicación de contenidos, sino una formación de jóvenes a quienes habéis de comprender y querer, en quienes debéis suscitar esa sed de verdad que poseen en lo profundo y ese afán de superación. Sed para ellos estímulo y fortaleza”.
Muchas gracias, Santidad.
Dra. María Ángeles Martín del Pozo
Campus Público María Zambrano, Universidad de Valladolid