Ángel González Pieras – El mirón

Fernando Jáuregui atesora en sus espaldas setenta años de vida y en sus ojos cincuenta años de periodista. Que ya es. Ustedes lo pueden leer en las páginas de este periódico, en donde colabora desde hace tiempo. Digo que atesora en sus ojos porque fundamentalmente es un mirón que observa la realidad para después contar lo que a algunos no les gusta que se cuente, que no otra cosa es la noticia. “El mirón” tendría que haberse titulado su último libro, pero se metió por medio Manuel Pimentel, el editor, y cuando Pimentel se interpone en algo estamos perdidos. Lo tituló al final “La ruptura” y el libro perdió referentes aunque no interés. Porque un buen periodista —y Jáuregui lo es— debe ser sobre todo eso: un mirón, una persona que observa la realidad y que no se limita a reproducirla, sino que la escudriña, la explica y a la postre termina conformándola. El periodista o pretende hacer historia cotidiana o se queda en el extrarradio de su profesión. Por eso en ocasiones Fernando se duerme en las ruedas de prensa cuando concluye que lo que allí se cuece es mera fachada, postureo, fuego de artificio. Es un ejemplo para los más jóvenes que siga asistiendo puntualmente a las sesiones de las Cortes, y que no se deje llevar por adscripciones ideológicas a la hora de ponerse delante de un ordenador, y que considere que un político y un periodista no pueden ser amigos, y que, al contrario de tanto tertuliano, siga a Somerset Maughan en aquello de “solo avanzada mi vida me di cuenta de cuán fácil es decir: no lo sé”.

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