
Señora directora:
La economía decía alguien es el arte de explicar con todo lujo de detalles lo que ha pasado. Así es difícil fallar. Lo de predecir los comportamientos futuros está claro que no está muy afinado.
La meteorología también era así en el pasado. Acertaban cuando acertaban y si fallaban pues que le vamos a hacer. Recuerdo cabreos mayúsculos de algún recién estrenado presidente de comunidad autonómica porque le espantaban los turistas diciendo que entraba mal tiempo en el puente y luego ocurría que el sol era esplendido pero el negocio se había perdido. Igualmente, también en el pasado algún “hombre del tiempo” se jugó el bigote un viernes porque iba a llover o porque no, no lo recuerdo. Lo único cierto es que el hombre el lunes siguiente apareció en la tele sin el mostacho.
Ahora, es diferente. Aciertan casi siempre. Particularmente cuando anuncian los grandes desastres, gotas frías y demás que acaban desbordando ríos y rieras y creando enorme destrozo casi siempre en los mismos sitios.
Y ahora, para los meteorólogos hay un fenómeno nuevo. Me explico. Ocurrió mientras hablaba una persona de edad con otra en la tienda de la Estación de El Espinar, distancia social de por medio: “el tiempo está como antes, como debe ser en esta época. Llueve bastante, hace viento y cambia el tiempo”. Y a partir de ahí empezaron a cambiar una serie de refranes. El ratito fue agradable y daba que pensar.
Es cierto que hay muchísimos menos aviones dando vueltas, hay menos contaminación, menos ruido. En Segovia se vieron corzos corriendo por el acueducto. Aquí en el Espinar vemos las aves rapaces sobrevolando tranquilas por encima de nuestras casas a modo de reconquista de un espacio que habíamos arrebatado los humanos y ahora, por un tiempo breve, se atreven otros seres a pasearse por ellos. Es también cierto que este año que venía ya amenazando sequia se ha dado la vuelta y está viniendo mejor regado.
Y por ello, a ver si va a tener algo que ver ésto de no castigar a la Tierra con que se recuperen los ritmos naturales que tanto echamos de menos. Vaya para los escépticos del cambio climático. Y vaya para los meteorólogos también. Se sigue esto así (o mientras siga) se simplifica el trabajo y el refranero echará una mano.
Tino de la Torre
El Espinar