
Son muchos los segovianos que han acudido a la Catedral estos días a la Novena de la Virgen de la Fuencisla. Intento “picar su curiosidad” para que haga una visita a conocer la “Dama de las Catedrales”, como se conoce a la Catedral de Segovia.
Además del servicio religioso y administración de sacramentos, fin primario del templo, el trabajo de conservación y restauración que está realizando el Cabildo de la Catedral de Segovia es encomiable. No se podría llevar a cabo sin la colaboración de las Administraciones públicas, insuficiente, y sin la aportación de los visitantes-turistas con el pago de una entrada. Los segovianos podemos acceder gratuitamente al templo y disfrutar de su grandiosidad y belleza. He visto a personas, las menos, quejarse porque se exija pagar para acceder a la Catedral. Al indicarles que de qué otro modo se podrían pagar las nóminas de los cuarenta trabajadores de plantilla, los gastos ordinarios, los de restauración y mantenimiento… quizá no han quedado convencidos, ni se han decidido a realizar la vivita, en algún caso sí, pero al menos se llevan un elemento de reflexión… Por supuesto, a nadie se le cobra por entrar a participar en cualquier acto de culto o a rezar…
Una de las tareas que está llevando a cabo el cabildo de la catedral con fondos propios es la restauración de las vidrieras del Siglos XVI y de acuerdo con el taller Vetralia-Muñoz de Pablos, exponer “a ras de suelo” para disfrute de los visitantes durante cierto tiempo, varias de las vidrieras restauradas, antes de ser devueltas a su ventanal original. En el momento presente se puede contemplar en la Capilla de San Gregorio la triple vidriera de la Adoración de los Magos al Niño Jesús, escena del Nuevo Testamento, que se complementa, como sucede con todas las triples vidrieras, con dos escenas del Antiguo Testamento. En este caso se trata de la visita de la Reina de Saba al Rey Salomón, y de la flota de mensajeros del rey Jirán de Tiro, que se narran en la Biblia (1 Reyes 10). Para un mayor conocimiento del significado de las vidrieras, invito a leer la publicación “La Luz de los misterios. Vidrieras de la catedral de Segovia”, de José Miguel Espinosa Sarmiento, canónigo archivero.
Contemplar la belleza de la catedral, no impide reconocer el buen hacer de sus trabajadores. Lo pude comprobar en las horas que pasé allí el pasado mes de junio los nueve días de la Exposición en el Claustro de la Catedral, con motivo del 50+3 aniversario de la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (Frater Segovia). Lo quiero recordar y agradecer aquí. Cualquier solicitud, petición de ayuda e incluso ayuda, sin pedirla, eran atendidas con diligencia y agrado. Su buen tono humano, complementado con su saber sobre la historia y avatares de la catedral, unido a la transmisión del mensaje cristiano a través del arte, hacen de los trabajadores de la catedral un elemento importante del conocimiento del pasado y actualización del mensaje que nos legaron nuestros antepasados. Los animo a prepararse cada vez mejor para este empeño. Gracias por su buen hacer.
Hay otras personas en la Iglesia a quienes hay que agradecer su servicio y que no sé si se reconoce en su justa medida. Son personas, en su mayoría de avanzada edad, que gratuitamente, como expresión de su compromiso cristiano y amor a su pueblo y parroquia, se encargan de abrir las Iglesias en muchos pueblos y tener todo preparado para la celebración de la Misa de los domingos y festivos. Soy testigo de ello. Me emociona y alecciona ver la fidelidad de tantas de estas personas, algunas de ellas con dificultades, incluso para desplazarse.
En mi anterior artículo decía yo que “es necesaria una espiritualidad que aprecie lo pequeño y lo valore porque es signo de calidad humana. Porque lo pequeño tiene una connaturalidad especial con el Reino de Dios… Dios no se llama éxito”. No. Dios se llama “amor y servicio alegre y generoso”. Los que testimonian todas estas personas anónimas. Ellos lo hacen por pura convicción. Gracias. Que Dios os bendiga.