Galardón para una ‘estrella’

La actriz Concha Velasco recibirá el Goya de Honor por su «enriquecedora contribución al cine español a lo largo de varias décadas, su versatilidad y su enorme capacidad de trabajo»

La actriz vallisoletana Concha Velasco recibirá el próximo Premio Goya de Honor según decidió ayer, por unanimidad, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Miembro número 121 de la institución, entró a formar parte de la entidad el 29 de mayo de 1986 y es, desde hace varias décadas, uno de los rostros más populares y queridos del mundo del espectáculo en España.

La Academia le concede este galardón honorífico por «su enriquecedora contribución al cine nacional a lo largo de varias décadas, su gran versatilidad interpretativa y su enorme capacidad de trabajo».

Con más de 80 películas, numerosas obras de teatro y musicales, discos, y grandes éxitos en la pequeña pantalla, La Velasco cuenta con uno de los currículums más extensos de la profesión.

«Nunca pienso en lo que me ha quedado por hacer, sino en lo que he hecho. Nunca recuerdo a la gente que no me ha llamado, agradezco a los que me han contratado y han permitido que mi familia viva muy bien gracias a mi profesión», señaló la cómica tras recibir la noticia.

«Mi carrera cinematográfica es seria y he tenido la suerte de conectar con el público, como otros muchos actores del cine español. Me alegra mucho, porque soy mujer y todo lo que soy en esta vida se lo debo a mi carrera en la gran pantalla» e insistió en que, como decía Berlanga, «soy una actriz de tripa».

En un día tan especial, Velasco no se olvidó de sus compañeros, «los cómicos españoles, en todas las épocas, han tenido una calidad inmensa, y no siempre reconocida. Hablo tanto de los secundarios, que han sostenido y sostienen nuestro cine, como de los protagonistas, porque la fábrica de sueños necesita de ellos».

Asimismo, recordó, tras estas palabras, a Tony Leblanc «un amigo al que le debo todo»; a Manolo Escobar, «las cinco películas que hicimos juntos están a la altura de las que hizo Katherine Hepburn con Spencer Tracy»; López Vázquez; Alfredo Landa; Manolo Gómez Bur; y Fernando Fernán Gómez.

Pim, pam, pum, ¡fuego!, de Pedro Olea, y Teresa de Jesús, a las órdenes de Josefina Molina, son los trabajos de los que se siente más satisfecha Concha Velasco, que se quitó la espinita de trabajar con Berlanga en la última cinta que dirigió el maestro valenciano. «No soy de las que espero en casa a que suene el teléfono, he perseguido a directores y productores cuando me he enterado de que había un papel que me gustaría hacer», reconoció.

Por otra parte, la actriz también tuvo palabras para las que han sido sus predecesoras en el galardón: Rafaela Aparicio, «he trabajado con ella toda mi vida, era mi amiga y la he visto actuar enferma»; Imperio Argentina «era la actriz preferida de mi madre, yo quería ser ella cuando veía cine, y de su forma de interpretar aprendí a reírme hasta cuando estoy haciendo drama»; y Josefina Molina «es maravillosa, gracias a ella hice Teresa de Jesús».

Concepción Velasco Varona (Valladolid, 1939) debutó en el cine con La reina mora (1954), de Raúl Alfonso; pero será en 1958 con Las chicas de la Cruz Roja, de Rafael J. Salvia, cuando la pucelana se convirtió en representante de la nueva comedia española, que rompió moldes con el cine de posguerra.

Según el Diccionario del Cine Español, dirigido por José Luis Borau, la «entonces Conchita Velasco encarnaba la imagen de muchacha moderna pero honrada, simpática y no casquivana, redicha, pícara, con sentido común y respetuosa del orden, es decir, una perfecta novia».

La actriz, que en 1987 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes y en 2003 la Medalla de Oro de la Academia, ha sido candidata dos veces al Premio Goya.

Muchos de sus éxitos los cosechó en el teatro donde ha trabajado en más de una treintena de obras, entre las que destacan Filomena Marturano, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, La truhana, Don Juan Tenorio, Inés desabrochada, La vida por delante, y Concha, yo lo que quiero es bailar, obra que relata sus 50 años de carrera y representa en estos momentos en el Teatro La Latina de Madrid, bajo la dirección de José María Pou.